24 de noviembre de 2019

FontaChef, un "mayorista" que SI limpia pescado.


Siempre he dicho que mi afición por la buena mesa me ha hecho disfrutar de maravillosos momentos pero sin lugar a dudas y por encima de todas las cosas me quedaré con la gente que me ha permitido conocer.

Hoy ha sido uno de esos días donde nos une un algo en común, un gusto por la buena cocina, a ser posible los buenos vinos y desde luego, la maravillosa compañía.

Nuestro amigo Luis se echó un “largo” sobre lo bien que preparaba los arroces. Estamos demasiado cerca de Bilbao como para inmediatamente no soltar aquello de: “ no hay huevos”. Cobarde no es y aún sabiendo de antemano lo “cabritos” que somos, se ha animado con ello.


Mientras se debatía en esa desconocida cocina con todos los maravillosos productos por él mismo elegidos, nosotros íbamos, poco a poco degustando algunas de las propuestas de picoteo y a la vez abríamos algunos de los vinos desconocidos que en su generosidad un par de amigos han aportado. No nos han impresionado. Quizás libre un tanto esa malvasía Tinerfeña que para mi gusto tiene una fruta exagerada, ya lo avisa en su etiqueta: aromática.

Jamón rico, pero rico-rico, una cabeza de jabalí que me ha descolocado un tanto. Mucho mejor de la que recordaba, diría incluso que me parecía una buena mortadela. 

También un queso de cabra que Jabier nos había traído de su viaje a Canarias. Cojonudo, por cierto. Y unas estupendas antxoas de Laredo que ya estamos acostumbrados a degustar. Todo ello acompañado de un bien rico pan de Oleriaga que como siempre, acompaña macanudamente cualquier comida que se precie.

Luis, escudado por un ayudante “bien mandao” va peleando con sus pescados, sus verduras. Cazuelas grandes, somos unos cuantos. Que si el punto, que si la sal, que si aquello y lo demás allá.

Una vez ya aposentados tranquilamente y tras dejar un tanto que repose ese primer arroz, nos metemos entre pecho y espalda un plato cada uno que bien pudiera considerarse un plato combinao. Rape para reventar, mejillones, jibión del rico y buena ración de arroz. Diga lo que diga nuestro chef está en su punto. Ahora ya es un txakoli vecino, el UNO en concreto el que riega las viandas.


Luis sigue su particular pelea, había decidido prepararnos otro arroz, en esta ocasión con más poderío. Ahora el punto se le queda en nuestra modesta opinión un tanto “corto”. Yo, que bueno del todo no he sido nunca, lo he bautizado como: “arroz perdigonero”. Sabroso a más no poder , eso sí. Tampoco tenemos ya hambre alguna con lo que nuestra capacidad de crítica está un tanto aminorada.


Para este segundo arroz abrimos ya alguna de las botellas de un espumoso chileno que dentro de su calidad-precio es un vino muy agradable. Entra estupendamente. Un Estelado rosado, de bodegas Torres. Rematamos la faena con un manjar del bosque que poca presentación necesita y a su vez muy poco trabajo, gracias Jon.

En una mesa con gente tan variopinta las conversaciones no lo son menos pero la velada es total y absolutamente satisfactoria. Unos ricos  cafecitos y unos cojonudos GTs ayudan bastante a ello.

Nos vamos hasta una próxima ocasión que esperemos no tarde demasiado. Eskerrik asko a tod@s los asistentes pero en especial a FontaChef

10 de noviembre de 2019

BAR AZOKA (LAUDIO/LLODIO): Eskerrik asko, Victor.


Los que somos un poco…… ¿frikis? En asuntos de los vinos no siempre lo tenemos fácil. En este pueblo, que no es demasiado diferente de los demás, el público en general tiene gustos muy definidos y no excesivas ganas de “explorar” nuevas opciones. Por ello la oferta suele ser, generalmente, muy frenada por la demanda.



Pero siempre hay valientes que intentan que las cosas cambien un poco, que no todo sea sota, caballo y rey. En Laudio uno de esos sitios, sin lugar a dudas es el Azoka. Siempre ha tenido fama de mimar esos combinados, de hacer que el gin tonic no sea únicamente tónica y ginebra, que uno pueda disfrutar de un trago largo que diga un poquito más, que el paladar disfrute en un más allá de hielos que enfrían lo de siempre.

Pero Victor ha dado un paso más, se ha animado a “jugar” un poco en el mundo de los vinos. Una apuesta arduo difícil entre una infección de “riojitis” difícilmente “vacunable”.

Así que desde hace ya unos meses, tenemos la suerte de poder degustar cosas distintas. Su oferta en botellas es destacable. Unos cuantos tintos, otros cuantos blancos e incluso un par de ricos rosados y para colmo, tres espumosos que no están nada pero que nada mal.

Generalmente los viernes, acompañado de un par e incluso tres afortunados jubilados que cada día me generan más envidia, suelo sentarme tranquilamente, bien en su terraza exterior en temporada más veraniega o en sus cómodas mesas interiores para disfrutar pausadamente de alguno de esos vinos.

Encima tenemos la suerte de poder acompañarlos con un buen plato de estupendo queso y jamón o de alguna de sus propuestas en plan pintxos de los que siempre disponen en su no mal “armada” barra.

Nos comenta el dueño del local que somos pocos, quizás demasiado pocos los que solemos optar por estas propuestas. Dicen algunos “listillos” que es caro. Me río yo de lo caro. Degustar una botella de un rico espumoso con un plato de buena jamada por no más allá de 8 euros persona……. ¿caro? Muchas veces nos lleva un par de horas y un rato de esos donde además generas empatía. Conoces a tus amigos aún mejor y aprendes que no todo es un crianza sin más.

Para nosotros ha sido una pequeña salvación y nos permite probar cosas que difícilmente conseguiríamos catar por nuestra cuenta. El vino sabe distinto entre amigos, es mucho más agradable cuando se comparte.
Pues lo dicho, ojalá que algún día las cosas cambien y la gente abra un poco su mente y Victor pueda ir un poco más allá. Por lo pronto eskerrik asko por lo que nos toca.

3 de noviembre de 2019

BAR RESTAURANTE KARMELO (BILBAO): AL RICO PICOTEO.


Tomando un cafecito estaba con unos amigos, ambos muy relacionados con el mundo de la gastronomía cuando me enseñaron una noticia que aparecía en un periódico sobre la apertura de un nuevo local en la capi. Según el periódico se trataba de un bar restaurante con un diseño muy bonito y cuyo cocinero tenía un recorrido más que interesante. Pues enseguida cogí el teléfono y reservé una mesa para cenar este sábado pasado.


Además una parte de la noticia me animó aún más. Según la periodista la carta de cava y champagne del citado local merecía una mención especial. Y a día de hoy me llaman tanto lo buenos vinos como la buena comida. Especificaban también que a las noches trabajaban exclusivamente con carta, no con menús.



A la hora convenida nos acercamos hasta el nuevo espacio y comprobamos que efectivamente se trataba de uno de esos bares modernos con opciones interesantes en barra de raciones variadas y con unos cuantos vinos por copas. Eso sí, yo miraba por todos lados y no encontraba esos espumosos por ningún lado.

Los que gestionan el local lo hacen también con el Zaka donde he cenado ya en alguna ocasión y tengo buen recuerdo, por cierto.
Pasamos al pequeño comedor situado al fondo. Mesas de tamaño medio pero tenemos la suerte de que nos permitan sentarnos en una de cuatro comensales que siempre hace que la velada sea mucho más cómoda. Como es normal estaba todo reservado.


Una vez aposentados nos acercan una tabla con la carta (foto superior) y mi sorpresa es mayúscula. Tanto que intento encontrar las hojas “escondidas” que luego no existen. Como podéis ver se trata de una carta de picoteo con raciones variadas pero es con lo que trabajan en horario nocturno. Al mediodía sí que ofrecen menús. He tenido suerte y un amigo ha pasado por aquí y me ha prestado alguna de las fotos que ha sacado para que podáis ver alguno de los platos que ha degustado. Mi amigo es muy de fiar en asuntos del comer y si él dice que se come bien no voy a ser yo quien se lo discuta. Eskerrik asko Oscar.


Pues una vez subsanado el malentendido sobre la cuestión sólida les pido que me a cerquen la carta de vinos. No la tienen preparada en papel y me pregunta sobre lo que nos apetece. Le comento que queremos un vino espumoso, bien un cava o un champagne. De nuevo sorpresa cuando me comenta que disponen tan sólo de un espumoso francés, el Grandin. Un vino elaborado con el método tradicional pero que no llama especialmente mi atención. 

Así que mi gozo en un pozo. Me propone que una de las camareras se acerque hasta su otro local para traerme una botella de cava pero en ese momento me dice que tienen Mumm pero que lo tiene caliente. Mi rostro se relaja un tanto y le digo que con una cubitera en pocos minutos tendré algo que realmente me haga disfrutar de la cena. Algo es algo, hemos solucionado el asunto del beber.

Tras centrarnos ya en el asunto del comer y ver que las opciones para Aran no son demasiado variadas comenzamos con una ración de jamón y chorizo. Ambos de buena calidad y muy ricos. Eso sí, al ser ligeramente picante el chorizo el resultado ha sido que casi no pruebo el jamón. Repito, ricos ambos, de calidad.


Nos ponen su ensaladilla por la nubes así que tenemos que probarla. Comprobamos que está realmente rica. Suave, sin sabores extraños ni tonterías. Muy agradable, la verdad.


Como tercera propuesta nos quedamos con unas croquetas de txuleta . Buena ración de unas estupendas croquetas con mucho sabor y bien elaboradas. Disfrutamos de ellas.


Mi compi está llena, la verdad es que ha cenado bien para ser ella. Y el camarero me propone probar sus callos a la bizkaina. Qué más quiere uno. Me saca lo que según él es un pequeño pintxo. Yo diría que es una ración y además generosa. Pues a cuchara para evitar en exceso el uso del pan me la meto entre pecho  y espalda.  Están cojonudos. Tanto que este plato me ha hecho olvidar la pequeña decepción de la experiencia de hoy. Que se entienda que yo iba a una cosa y me he encontrado con otra. Hemos disfrutado mucho de su cocina que merece la pena pero que conste que su propuesta nocturna nada tiene que ver con lo anunciado en prensa. Rico picoteo, muy rico y algunas opciones de vinos por copas tanto en tintos como en blancos pero como podéis comprobar en asuntos espumoso la cosa es más bien escasa.


Una infusión y un cafecito bien presentado y abonamos los 66 euros de la cuenta. Me han invitado a la ración de callos, eskerrik asko por el detalle. El champagne se lleva la mitad de la cuenta por lo que aquí se puede cenar por buen precio sabiendo a lo que se viene.