24 de marzo de 2019

RESTAURANTE GOTZON (BAKIO): Txakoli zuri de Bakio........


Nuevo descubrimiento, esta vez en la costera localidad de Bakio. Día maravilloso que se convierte en una fría noche. Esperaba yo más ambiente. Es sábado y ya los días son más largos pero a las 9 de la noche parece que el mundo ha desaparecido. Muy poca gente por la calle.
Conocía de vista el local pero nunca había cenado yo aquí. Comedor amplio, con unas enormes cristaleras que nos permiten ver un trocito de mar.´


Buenas mesas y bien vestidas. Se nos acerca Sorkunde, una de las dos hermanas que regentan el restaurante. Gotzone se encarga de la cocina. Llevan toda la vida en el mundo de la gastronomía y se nota.


Aunque nos acerca las cartas, como siempre, prefiero que sea ella quien nos cuente un poco lo que mejor hacen.


Dos maravillas en forma de gilda como aperitivo y comenzamos el recorrido gastronómico con unos estupendos gambones a la plancha. De buen tamaño, de tremendo sabor y de perfecta ejecución. Riquísimos. Qué ratos de felicidad pueden darnos algunos alimentos…….


Seguimos con un plato heredado de su amama. Unos espárragos que resultan ser del mismo Bakio. Templados. Acompañados de unas cojonudas verduras en su punto ideal, crujientes. Producto de calidad, producto bien tratado, plato muy apetecible.


Degustamos ahora unas kokotxas rebozadas. De tamaño bocado. Ricas, muy ricas. Acompañadas de unos pimientos rojos asados que también denotan calidad a raudales.


Terminamos la parte salada con begihandi en su tinta. Textura perfecta. Ni duro ni blando. Mucho sabor. Un plato para disfrutar untando. Para que las uñas se queden negras pero que genera una satisfacción increíble. Muy buen plato, la verdad.
Todos los platos han sido perfectamente repartidos por nuestra anfitriona.


Tenía claro lo que iba a beber, estando donde estamos la lógica empuja. Un buen txakoli, uno de casa, en concreto un Doniene XX. De Gorrondona. Cien por cien hondarribi zuri. Racimos seleccionados todos en fincas del mismo Bakio. 3 meses sobre lías. 6 meses en barricas roble francés. Y posterior crianza en botella. El nombre viene por los 20 años de la existencia de la bodega.

La etiqueta se corresponde con la pintura denominada “El aldeano de Bakio” de Aldolfo Guiard.
Curiosamente, la primera vez que me sucede, me lo decantan. Esto algo dice de cómo tratan aquí el vino. Temperatura ideal de consumo. Se mezclan notas de frutas con algo de madera pero sin estar excesivamente presente. Es un vino sedoso, agradable. Uno de esos txakolis que demuestran lo bien que se pueden hacer las cosas con voluntad.


Aunque no estamos hambrientos, le comento si tiene algún postre un poco especial y me recomienda su tarta de chocolate. Pues cojonuda recomendación. Chocolate negro, acompañado de una sal gruesa. Una mezcla que me apasiona.


Dos cafecitos preparados como debe ser, con la leche en su jarra y así cada cual la añade a su gusto.


Abonamos la cuenta, 138 euros teniendo en cuenta que el vino son 30. Así que otro restaurante que lo cumple todo: situación privilegiada, elegancia, producto estupendo y además cuidando la proximidad, servicio amable y profesional y algo que no es tan sencillo de encontrar, un especial cuidado en el asunto vinícola. Volveré, sin lugar a dudas.

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