12 de julio de 2018

UNA CARACOLADA CON VISTAS.


De nuevo nos juntamos en la preciosa casa de nuestro compi Pepe para disfrutar de cuatro de los mejores placeres de la vida: buenas vistas, ricos vinos, una cojonuda jamada y por supuesto, compartirlo todo con buenos amigos.

Nos hemos hecho “adictos” a las antxoas y mientras preparamos algunas cosas y esperamos al último de los participantes, disfrutamos de algunas latas acompañadas de un buen tomate y de una sidra regalo de la visita de otro amigo a Asturias.

Una vez toda la cuadrilla presente, salimos al porche. Hace un día precioso. Frente a nosotros la Sierra Salvada y como “presidente”, el Tologorri.  


Javi ha preparado en el fuego bajo unas estupendas nécoras que Pepe nos trocea para hacernos más fácil su degustación. Hemos llegado a la conclusión de que nos gustan más a la plancha, quedan más jugosas. Pero esto está rico lo mires como lo mires. 


El asunto vinícola comienza con el txakoli de mi amigo Juanjo, el Tantaka. Para mis compis era novedad y realmente ha tenido un considerable éxito. Está rico el “condenao”.
Sale el plato principal de la velada, unos cojonudos caracoles. Quizás a la vista resulte la salsa un tanto espesa pero esa había sido mi petición y Patiño ha cumplido como es menester.  


Acompañan a este plato unas maravillosas piparras que Abdu ha frito con suma delicadeza. Me pongo las botas de ambas cosas. Me apasionan las piparrak y no digamos nada de los caracoles. Tengo la suficiente fuerza de voluntad para rematar la salsa con cuchara y así evitar meterme media hogaza de pan. 


Como tenemos para rato, abro una botella de un vino “rosado” que habría que discutir un tanto sobre catalogarlo como tal. Un Pricum. Con ver el color ya observaréis que es un rosado diferente. Demasiado “potente” en mi opinión para mi gusto. Pero reconozco que no está nada, pero que nada mal.


Los caracoles van poco a poco, tres buenos plato me meto y para ello abrimos otro txakoli, que por cierto también tiene mucho que ver con Juanjo, un Uno cosecha 2013. Increíble su color y más increíble aún su evolución. A mi me parece un vinazo que está en su momento exacto de consumo. Tiene aún acidez, está asentado, potente en boca. 


Uno de nuestros compis no es amigo de estos “cornudos” animalitos y se prepara un par de txuletas. Una para él, que se lo merece y la otra tiene la gentileza de compartirla con nosotros. Además él es de carne un poco pasada y la segunda nos la prepara más a nuestro gusto. Buena carne, ésta sí que está bien rica en esa parrilla. 


Ahora ya, abrimos el tinto que he traído pensando en ellos pero….. cosas curiosas de la vida….. empiezo a pensar que he metido la pata. Estoy llevando a unos cuantos al lado “claro”. Así que ese Heredad Torresano Roble 2015 no ha tenido el éxito que yo esperaba y hemos abierto un cava que ya conocemos de otras reuniones. Un excelente vino con una relación calidad-precio increíble. Un Jaume Giró i Giró brut. Esto se puede abrir en cualquier momento y para cualquier comida. Es potente de verdad, no te deja indiferente.


Para ir rematando la faena Javi ha elegido un par de quesos, uno no me ha hecho demasiada gracia, demasiado… ¿seco?. No lo sé. El otro, un idiazábal, estaba más “sudoroso”, más apetecible. Así que vamos dando cuenta de ellos poco a poco, pasito a pasito.


Las prisas no existen, tenemos expertos en asuntos variados. Y el café es cosa de Abdu que siempre va acompañado de su cafetera. Rico cafecito que lleva la leche justa para cortarlo. Aunque como "trampantojo" nuestro genial fotógrafo nos deleite con un "café-piscina".


Por allí aparecen los animales del lugar, esos gallos y sus “chicas”. Uno es el “jefe”, sin duda alguna. En cuanto intento asustar al “rebaño”, él se planta, defiende a su “gente”, como debe ser.


Yo intento echar una cabezada pero “no me fío” de alguno. Quizás aparezca alguna foto mía poco apropiada. Además, la “mimada” del lugar se me acerca. Sé que es por puro interés pero allí que se sube y me hace compañía. En el fondo me gusta pero no soy tan responsable como para asumir el cuidado de algo así.


Es ahora Javi quien nos “deleita” con unos más que cojonudos GTs. Esto entra de maravilla, trago pausado, fresco, sabroso, con la cantidad exacta de ginebra para no desagradar. Abdu nos sorprende, como siempre con su excelente fotografía.


El más veterano nos propone un paseo para bajar pesadez. Algunos nos animamos. Asi que con las pintas de los típicos “Santiagueros” nos acercamos hasta Los Arcos de Kejana a tomar un cafecito. 


Vuelta al “hogar” y tan sólo el “todoterreno” de Javi es capaz de meterse algo entre pecho y espalda. Yo hasta la mañana siguiente he sido incapaz de ingerir alimento alguno.
Otra velada agradable a pesar de la ausencia femenina, gente de bien, gente inteligente, cada cual aporta algo, siempre. Como no puede ser de otra manera, ya está organizada la próxima y entre medias, los 3 mosqueteros haremos alguna visita a algún restaurante pendiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario