7 de julio de 2019

RESTAURANTE ENEKO (BILBAO): NARANJA versus LIMÓN.

Después de visitar a su “hermano” de Larrabetzu y dado que tenía yo un pequeño “negocio” apalabrado, me acerco con mi retoño a visitar Eneko Bilbao.
Situado en la parte superior del Palacio Euskalduna.  De entrada da una sensación más “elegante” que el otro. Espacio bien aprovechado, cocina vista, buenas mesas y con amplitud más que suficiente. Ninguna sensación de agobio. Hay opción de comer en su acristalada terraza con unas cojonudas vistas que nosotros ya estamos un poco acostumbrados a disfrutar, así que elegimos su cómodo interior.




Como no puede ser de otro modo servicio joven y profesional pero que, curiosamente, de ahí el juego de palabras del título, es mucho más de mi agrado. Gente seria cuando tiene que serlo pero cercana cuando lo pide el comensal. El “rollete” ha sido estupendo y hemos disfrutado de una de las cosas que más marcan en una experiencia gastronómica, al menos a mi, la amabalidad sin “plastificados”. Esa Maider…… una txapeldun, sin duda.

Tenía yo un pequeño “enchufe” aquí, había coincidido con Esteban, el sumiller y había negociado el vino que queríamos probar. Como no podía ser de otro modo, ese ganador del “mejor blanco” 2019. Ese txakoli 42 by Eneko, añada 2015. Un vino que a día de hoy no es, precisamente, fácil de encontrar. Mil millones de gracias por el detallazo.  Cien por cien Hondarribi Zerratia. Criado con sus lías durante diez meses y batoneado a diario. Guardado en barricas de roble. Desde luego que rico sí que está, eso del mejor vino del mundo, supongo que depende mucho de los paladares o de los criterios de cada cual. Yo, si me lo permiten, me quedo con su hermano mayor, el Ama.



Hoy he sido un verdadero desastre con el asunto fotográfico, quizás el buen ambiente reinante haya hecho que me olvide de alguna y que otras sean, simplemente impresentables así que aprovecharé lo que tengo y lo demás lo dejo a vuestra imaginación.
Copita de champagne gentileza de Andoni, eskerrik asko por todo y comenzamos el recorrido. Como en Larrabetzu, cuatro entrantes. Esa mantequilla, la de oveja y la de setas. Ambas riquísimas. Un pan de mucha calidad que te ofrecen a discreción, lo que necesites.
Kapiritxa, una bola que explota en boca, preciosa presentación y estupendo resultado. Fresco a más no poder.


Completan los aperitivos el brioche de setas y esa naranja y foie que es un contrapunto ya que en Larrabetzu lo presentan con limón. Jugando con esto, quizás el servicio tenga algo que ver con la dulzura de la naranja y el punto agrio del limón…. Ahí lo dejo.
Tartar vegetal , caviar de aceite y emulsión de hierbas y flores. En este caso hemos metido la pata ambos comensales, no hemos preguntado y esa remolacha que “engaña” con su color perfectamente en su presentación, no ha sido de nuestro gusto. No hemos terminado de congeniar pero repito que el problema ha sido nuestro.



Ravioli de rabo de vaca, caldo de legumbres y bombones de idiazábal. Riquísimo, jugoso, sabroso…. Eso sí por su presentación no he terminado de entender lo de “ravioli”.
Cochinillo albahaca y flores. Dos raciones más que generosas de un platazo. Muchísimo sabor, carne jugosísima. Estupendo. (No hay foto).



De platos principales yo me quedo con su Salmonete en tempura, jugo de pimiento y cebolla morada de Zalla. Acompañado del mismo pescado marinado y ahumado a la llama. Repito lo que dije en mi anterior comentario. La tempura está de enamorar. El salmonete tiene una gracia especial. Pescado no demasiado conocido por el público en general pero merece la pena, mucho.


Esteban nos obsequia con una copita de algo que desconozco totalmente. No me lo enseña hasta última hora. En nariz hubiese dicho que se trataba de un brandy o poco menos pero en boca está mucho más “domado”. Resulta ser un sake. Ya con unos añitos. Curioso pero no creo que me aficione yo…..


Carré de cordero guisado a fuego lento, berenjena a la llama, sesos en tempura y tartar. Aquí mi hijo ha disfrutado como un chiquillo. Sabor conseguidísimo, esos sesos están impresionantes. Otro plato a destacar.


Tenía yo muy claro con lo que íbamos a terminar. Esa tabla de quesos. Aitor, nos explica con detalle cada queso y nos va cortando las porciones y ordenándolos para su posterior degustación. Ha tenido el detalle de hacerme un listado con todos ellos. 


Desde luego que indiferente no te deja la tabla. Desde el primer de ellos ya empiezas a oler y saborear queso de verdad. Los tres últimos son casi excesivamente potentes, no para cualquier paladar.  Y siendo 9 , al final acabas un tanto saturado. Pero es una estupenda manera de hacer un buen recorrido “quesero”.


Terminamos con un cafecito de los ricos-ricos, ya me hubiese tomado yo otro en esa terraza… y por supuesto los dulces detalles fin de fiesta.
Pagamos los 193 euros de la experiencia. Precio acorde a lo vivido y a lo bebido, sin duda. De nuevo eskerrik asko a todos por lo bien que lo hemos pasado y por vuestros detalles. 

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