7 de octubre de 2016

RESTAURANTE VELO DE FLOR (ZALLA): Y allá va la "despedida".

Desgraciadamente no me ha dado tiempo a despedirme como es debido. Me dieron la mala noticia de su cierre y les prometí nueva visita, incluso reservé una botella de vino para la ocasión pero entre una y otra cosa no ha podido ser.

Una mala noticia para los amantes del mundo del vino. No hay por las proximidades locales que traten al líquido elemento como lo hacen aquí. No hay enamorados de este mundo.
Al menos tenemos también buenas noticias, hay algún proyecto en mente y nada menos que el la “capital del mundo”. Esperamos novedades y por supuesto que por allí pasaremos en cuanto el asunto tome forma.

Nos acomodamos en su pequeño comedor y enseguida somos atendidos por Laura con la que tratamos del asunto sólido de la velada. Que ella nos comente lo que nos puede ofrecer hoy.
Alvaro por su parte se “pierde” en su bodega para pensar un poco lo que podemos beber hoy. Conoce bien mis gustos y algo se le ocurrirá.
Comenzamos con un par de croquetones de jamón y txorizo. De tamaño XL. Crujientes, jugosos, sabrosos, estupendos.

Pasamos ahora a unas papas aliñas con tronco de bonito, vinagreta de cebolla y pimiento verde. Cuando el producto es bueno y la mano es “mimosa” el resultado no puede ser sino estupendo. Me encantan las patatas, me encanta el bonito, me gusta la vinagreta. ¿Puede pedir uno más? Pues no. Estupendo plato y muy consistente, por cierto. Incluso Marijo, una “glotona” de las buenas, comenta que con esto no te quedas precisamente con hambre.

Degustamos ahora unos mejillones con tomate casero. De nuevo buen género y ese tomate que está para mojar pan. Plato con poco misterio pero que nadie diga que es sencillo. Todos habremos comido bastante peores. En esta ocasión están para chupar dedos “a manos llenas”. Riquísimos, la verdad. Damos buen uso de los estupendos panes e incluso, a pesar de mi “negativa”, repetimos.

Terminamos el asunto con una carne con tomate. Qué recuerdos me trae este plato. Mi amatxu era una excelente cocinera. Todos decimos lo mismo, pero la mía además de en casa, lo fue en algún otro sitio y con fama ganada. Más de una madrugada, llegando a casa con el periódico bajo el brazo, me encontraba esa cazuela con carne con tomate y ni siquiera calentarla, sin sentarme, pan y tenedor y a ponerme las botas. Ya llegaría el “tirón de orejas” al mediodía pero….

Los pimientos verdes de los que me comería dos docenas sin problema alguno. Que manjar. 

Hoy hemos elegido entre cuatro botellas que Alvaro nos ha ofrecido, una ya la he bebido en una de mis catas de cuadrilla y otra descansa en mi pequeña bodeguita a la espera de un buen momento.

La que hemos bebido hoy ha sido concretamente un Ribeiro, un Coto de Gomariz añada 2011. 70% Treixadura, 15% Godello, 10% Albariño y 5% Loureira.  De color amarillo con toques verdosos. Aromas a fruta pero con una mineralidad bien marcada. Curiosamente me aparece un ligero dulzor pero la acidez es maravillosa e invita al trago pausado. Cuerpo sobrado, de esos vinos que pares “masticar” más que beber. Cada día me aguanta más una botella, cada día disfruto más del trago pausado. No tendré ni idea de vino pero que me quiten lo “bailao”. Un estupendo vino que nos hace pedir un poquito queso acompañado de unos trozos de membrillo. Estupendo queso Idiazabal con la que el Ribeiro “casa” estupendamente.

Un pan de cafecitos y un agradable rato en la barra del bar. De esas charlas donde los problemas del mundo tienen fácil solución. El total abonado hoy han sido 65 euros que teniendo en cuenta el vino degustado me resulta un precio de lo más arreglado.Una pena que tengan que cerrar. Pero por otra parte la alegría de saber que les veremos en otra ubicación. Con ansia esperamos noticias. Pues allá va la despedida. Eskerrik asko Alvaro y Laura por los momentos vividos. Al menos, con esto de las redes sociales, “siempre estaréis aquí”. Que la vida os depare un buen futuro. Hasta pronto. 

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