9 de diciembre de 2018

RESTAURANTE SAN MAMES (BILBAO): En puestos de champions.


Mi querida amiga Marijo ha cumplido un año más y ha tenido el detallazo de invitarme a cenar a este restaurante del que tanto me ha escuchado hablar y además muy bien.
La suerte está de nuestra parte, mañana hay partido y tenemos iluminación extra. Marijo encantada con las vistas.

Extraordinario recibimiento, como siempre, Alberto, un gran profesional y bien acompañado por su equipo.


Nos aposentamos en una de sus cómodas mesas cara al césped y primeramente negociamos un tanto la cena que nos viene. Han cambiado el sistema y ahora ofrecen tres menús. De 6, 9 o 12 platos además de unos aperitivos. Bien aconsejados por él, nos decidimos por el pequeño sin saber lo que nos espera.
Este restaurante mima el asunto del pan y ofrece panes variados todos ellos excelentes. Y su rica mantequilla.


Hoy colgaré foto y nombre del plato y diré que todo ha estado a un altísimo nivel. Algunos platos de los que denominaremos “de riesgo”, con imaginación y acierto.
Comienza el recorrido de aperitivos que hoy ha sido “ligeramente” largo.
Crujiente de arroz, espuma de antxoa y mantequilla de gambas.
Tartar de vieira y langostinos, pimentón y huevas de trucha.



Ostra al natural, verduras escabechadas y codium.



Gamba roja marinada, caviar y aire de jengibre.

Ravioli de cale, calabaza y ricota con caldo reducido de txampis.

Pasamos ahora ya al menú en sí.
Kokotxa de bacalao, pilpil y habas tiernas.

Yema curada y ahumada, hongos y trufa.

Alcachofa, guisante tierno, berberecho y queso de cabra.

Curioso detalle refrescante para pasar al pescado y limpiar la boca. Super-refrescante.

Salmonete, cantharellus y caldo de manitas.

Solomillo, boniato y microverduras.

Tostada cítrica especiada y almendra.

Alberto me sorprende al ofrecernos un vino que yo imaginaba ya desaparecido. Me alegro de que algunos lo guarden. Es un viejo conocido pero la cosecha me pilla de sorpresa. Un txakoli Itsamendi 7 del año 2008. Increible como conserva la acidez, increíble ese color limpio. Evidentemente distinto a lo que podemos pensar en uno de nueva añada. Un vino más “hecho”, más “tranquilo” pero que a mi me gusta mucho más. Da gusto ver la evolución en botella de algunos vinos que ni siquiera los creadores hubiesen pensado llevar a estos niveles. Riquísimo.

El precio del menú de 6 platos es de 45 euros,  incluyendo dos aperitivos. Larga charla con Ion, el chef del restaurante, un buen tio con las ideas muy claras. Espero que, aunque cada vez confío menos en la justicia, reciba el premio que se merece.

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