21 de junio de 2018

RESTAURANTE LAR (BILBAO): Zorionak, Bilbao.


Se celebra el cumple de la capital. Curiosamente coincide con algún otro cumple que ya no apetece tanto celebrar…… Esto va a una velocidad……. Pero bueno, dicen que es mejor cumplir y será cierto.

Nos acercamos a Bilbao sabiendo que hoy es un día difícil, sobre todo para encontrar hueco para el coche. Tenemos medianamente suerte, un pequeño paseo por la orilla de la ría que nos pone un poco en antecedentes de lo que vamos a ver después y a la hora prevista llegamos al Lar.

Como siempre, este “compi” de fatigas de mi hijo, aficionado al mundo del fútbol y forofo del Celta, nos atiende con su simpatía inagotable. 

También como siempre, decide lo que vamos a cenar aunque hoy lo tiene un poco más difícil y tiene que soportar alguna negativa por parte de Aran que no le pone las cosas tan fáciles.
Unos carabineros sabrosos nos ponen el anticipo a la buena cena de hoy, eso sí, mi poca previsión ha hecho que mi camisa termine con mil pintas.

Continuamos con unos hongos con huevo. Un plato que difícilmente puede defraudar y que en esta ocasión, además, encanta. Riquísimos.

Hoy teníamos claro que queríamos disfrutar de un rico champagne y nos ofrece un blanc de blancs. En concreto el Ayala. Cosecha 2010. Cien por cien Chardonnay. Larga crianza en botella. Ni un momento de duda al traernos unas buenas copas de…. Vino y tampoco ha habido duda alguna en cuanto a que dada su fresca temperatura, la cubitera sobraba. Si es que…. Somos de un “raro”……  Muchas burbujas y muy finas. Un ligero amargor alarga el trago. Otro champagne que me encanta y a precios relativamente asequibles.

De plato principal hemos disfrutado de un estupendo rape. Bien limpio. La salsa me ha “obligado” a untar pan hasta dejar limpio el plato. Estaba muy rica, la verdad.

Hoy nos atiende una camarera de ésas que te ganan enseguida. De las que saben ser serias con quien así lo quiere pero que también son capaces de entrar al trapo del que lo pide a gritos. Así que al ofrecernos una tarta de queso y preguntar yo si es de las “de verdad”… su respuesta no es otra que: Creo que he dicho “tarta de queso”. Pues exactamente eso es lo que nos saca, una tarta de queso como es menester. Sin parecerme sobresaliente, bien se merece un notable.

Cafecito e infusión y pagamos la cuenta que hoy asciende a  153 euros. Tengamos presente que el vino son 58 que por cierto, es prácticamente lo que ese vino cuesta en cualquier sitio de venta.
Salimos a la calle, muchísima gente, luces aquí y allí. Música por doquier. Nos animamos y para finalizar la noche entramos en esa “lata gigante de espárragos” que tanta vida ha dado a la capital. Qué pequeñas se ven las cosas desde allá arriba.




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