27 de mayo de 2018

RESTAURANTE SAN MAMES (BILBAO): En puestos de "champions"


Este año ha sido un tanto “complicado” en el asunto futbolístico. No es que yo sea precisamente un aficionado al susodicho deporte pero el Athletic es el Athletic  Afortunadamente ya ha pasado y a ver si la cosa mejora un tanto.
Por lo pronto nosotros nos acercamos al interior del campo, a ese restaurante por el que ya hemos pasado en varias ocasiones y del que siempre hemos salido encantados. Un anochecer muy primaveral en este año peculiar donde el regar se va a acabar.

Como siempre nos reciben con ese trato impecable y nos acomodan en una de sus estupendas mesas con vistas al césped de la Catedral.
Me comunican que hemos tenido suerte, aunque es horario de cenas, está Antonio y eso siempre es un plus. Que conste que el resto del servicio no desmerece,  ni mucho menos y siempre nos han tratado de maravilla. Hoy no ha sido una excepción.

Así que mientras Aran va echando un vistazo a la carta, yo espero impaciente la propuesta vinícola que seguro que algo interesante habrá por ahí.


Estupendo servicio del pan. Aquí se le da importancia y tienes varias opciones a cual más interesante. Hoy no ha sido demasiado necesario pero hemos probado algunos y están de rechupete.
Comenzamos con unos aperitivos que han tenido la delicadeza de ofrecernos. De primeras un aceite riquísimo que yo he decidido probar “a morro”. Intenso, genial.
Seguimos con una mantequilla de cabra y romero. De potente aroma y sabor que curiosamente ha gustado hasta a la poco amiga de este tipo de sabores. No he sacado foto.
Continuamos con crujiente de arroz y tinta con espuma ahumada. Otra genial propuesta de bocado muy suave y ligera.

Croqueta de bacalao y su torrezno. Nos ha maravillado. Finísima, líquida, sabores marcados. De diez.



Aunque han tenido el detallazo de escribirme el menú, se nos ha escapado el nombre del siguiente aperitivo. Una especie, sin serlo, de saquito de pasta de arroz con unas huevas. Explosión de sabor en boca. Al parecer va a ser un plato del siguiente paso que piensan dar en su carta. Pues un acierto asegurado.



Hasta aquí lo “extra”, dice mi compi que ella casi ha cenado ya. Pero comenzamos con lo que hemos pedido. Me encanta la posibilidad que ofrecen de medias raciones. Así pueden probar más cosas y disfrutar de un pase más largo sin necesidad de darte un atracón. Así que degustamos ahora sus croquetas de jamón ibérico de bellota y caldo de legumbres. Pues menudo platazo. Melosas a más no poder. Sabrosas hasta decir basta. Impresionantes, sin más.




Decir que durante todo este recorrido gastronómico hemos ido degustando el vinazo que nos ha propuesto Antonio. Un cava, pero no uno cualquiera. Un vino de Rimarts, el UVAE. Ni más ni menos que con 80 meses de crianza. Variedades Xarel-lo y Chardonnay. 

De un color dorado brillante. Burbuja perfectamente integrada. No es un cava para cualquiera. Intenso, potente. Muy poco azúcar, diríamos que más bien nada. Seco pero muy agradable. De los de beber pausado. Increíble que le haya entusiasmado incluso a mi compi. Le hemos dejado poco a poco que gane temperatura. A medida que pasa el rato ha ido incluso ganando en aromas. Creo que es uno de los mejores que he probado en mi vida. Un acierto al cien por cien. Cojonuda relación calidad-precio. Tanto que me he traído otra botella para casa, para un día especial.

Pasamos ahora al huevo ecológico de Orduña con hongos y trufa. De nuevo un plato de diez. Sabores marcados, mezcla perfecta. Para comer con cuchara. De esos platos que da mucha pena cuando se termina. Riquísimo.


El plato de pescado elegido ha sido una merluza, bisqué de marisco y salicornia.  Perfecta ejecución del pescado, en su punto ideal. El caldo de marisco intenso y sabroso y el alga que da ese toque salado al plato.


Como carne hemos compartido una media ración de entrecotte, boniato asado y unas estupendas cebolletas. Carne con mucho sabor pero muy tierna.


Con muy buen criterio han dejado para el final de la parte salada unas de nuestras peticiones. Un arroz meloso de liebre, setas de invierno y tomillo. Presentado al punto, en una preciosa cazuela. Nada más colocarlo en la mesa sus aromas inundan nuestras papilas olfativas. Arroz suelto. Punto perfecto. Sabor potente a más no poder pero domado. Aran ya no puede más pero es capaz de dar cuenta de un par de cucharadas. Yo remato el plato hasta el final. De nuevo otra propuesta genial. Hoy estamos disfrutando de principio a fin, sin perder el hilo. Sin altibajos.


Aunque en un principio íbamos a pasar de postre, nos “hemos convencido” y catamos uno para compartir. Castaña, manzana reineta, almendra y yogurt. Postre muy fresco. Sin ser goloso del todo. El conjunto muy bien integrado. Realmente está muy, pero que muy apetecible.


Nos obsequia Antonio con un curioso vino dulce. Una propuesta de un bizkaino asentado en Rioja Alavesa del que ya he tenido ocasión de catar uno de sus blancos.  Concretamente es un Marko Late Harvest. Cien por cien Izkiota Txikia (petit manseng). 5 meses de crianza sobre sus lías en barricas de roble francés. De un color dorado. Nariz no demasiado intensa y sin ser un vino excesivamente dulce. Sin apasionarme me ha gustado bastante.
Cafecito acompañado de unos ricos detalles. Abonamos los 105 euros de la cena. Diremos que esto es un verdadero regalo. Semejante trato, semejante entorno, semejantes vistas. Cocina sobresaliente. Carta de vinos de las de categoría. Una de esas noches en las que sales por la puerta como un verdadero campeón. Con una sensación de satisfacción plena. Eskerrik asko a todo el equipo.


Me comenta Antonio que están dando una vuelta de tuerca a su propuesta, que lo de hoy ha sido el segundo escalón, que en breve tienen intención de subir otro más. Pues volveremos pronto y si encima mejoramos lo de hoy, ya ni te cuento. A ver si aprenden los del balón a jugar como lo hacen éstos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario