5 de noviembre de 2017

RESTAURANTE ZALDIARAN (VITORIA/GASTEIZ): Todo un clásico en la capital.

Teníamos mesa reservada para compartir una estupenda cena en este afamado restaurante de la capital con nuestros amigos franceses Joan y M.C. pero por circunstancias ajenas a su voluntad han tenido que dejar su visita para otra ocasión. Una pena pero sabemos que tarde o temprano tendremos ocasión de disfrutar de su compañía. Aprovechamos la reserva y nos presentamos en la ciudad favorita de Aran.


Como siempre, diferencia considerable de temperatura entre la que tenemos al salir de casa y la que nos encontramos al llegar a “Siberia/Gasteiz”. Pero vamos medianamente preparados para ello. Tras tomar un cafecito por la zona, nos acercamos al Zaldiaran. Mítico local donde se organizan innumerables eventos de todo tipo y sobre todo gastronómicos. Al entrar hemos descubierto una “visión” que nos ha llamado la atención y nos ha levantado los ánimos pero al final la “cordura” ha vencido y hemos dejado la opción para alguna que otra posterior visita. No tienen mala pinta esas txuletas.


Ofrecen un menú degustación muy atractivo y a un interesante precio pero Aran no tiene esa capacidad necesaria y además tampoco es tan “amiga” de probar platos demasiado novedosos. Así que nos decantamos por tirar de su amplia carta.


Un aperitivo de cuyo nombre no puedo acordarme nos abre las papilas gustativas y con él una degustación de panes. Servicio impecable de sala y de vino, por cierto, buena carta con más que suficientes referencias para poder elegir. Mesas, copas, vajilla…. Todo al nivel que se espera de un restaurante de este estilo. El propietario atento a que todo funcione a la perfección. 


Compartimos unas ricas verduras de temporada asadas y en tempura con toffe de guisantes. Una más que considerable ración con amplia variedad. Fina tempura y calidad de las diferentes verduras presentadas.


Pasamos ahora a uno de sus platos estrella. En carta lleva la R de recomendado y desde luego que lo es con buen criterio. Unas láminas de trufa con yema de huevo a baja temperatura, tocino confitado y espuma de patata. Simplemente decir que si podéis no os lo perdáis. Me apasiona este plato y mira que los he comido en unos cuantos restaurantes. Mezcla maravillosa de ingredientes que encima si son de calidad suprema pues apaga y vámonos. Un plato de diez, sin más.


Dentro de su propuesta "parrillera" y descartada la carne, nos decidimos por un rape con patata panadera. Un buen pez preparado como es debido. Aquí no hay demasiados trucos pero sí es algo que se puede estropear con demasiada facilidad. No es el caso, Perfecta ejecución. Las patatas a su altura. Estando donde estamos sería imperdonable no disfrutar con ellas.



Para beber hemos optado de nuevo por un estupendo cava catalán. En esta ocasión un Agusti Torelló Mata Gran Reserva Barrica. Un cava elaborado en Sant Sadurni d´Anoia cien por cien Macabeo. Divididas las uvas en tres partes una vinifica en barricas de roble francés, otra parte en depósitos de acero inoxidable y la otra se vendimia tempranamente para terminar de equilibrarlo. Tras su embotellado pasa unos treinta meses en cavas subterráneas donde su segunda fermentación lo convierte en el espumoso que es. Siendo un brut nature la cantidad de azúcares añadidos es muy pequeña, de ahí que resulte un final un tanto amargoso con lo que podemos disfrutar mucho más con cualquier plato que se nos presente en mesa. Final largo y persistente. Estupendo vino.


De postre nos lanzamos de cabeza a otro de sus míticos platos. Nuevamente la elección es más que acertada. Riquísima torrija caramelizada con helado de leche merengada. De las mejores que hemos tenido ocasión de degustar.


Con el cafecito, muy rico por cierto y la infusión nos ofrecen unos preciosos y sabrosos detalles fin de fiesta.



El total abonado ha sido de 150 euros que en relación al local, al servicio y a la calidad del producto nos parece un precio ajustado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario