21 de diciembre de 2014

ANDONIREN TABERNA (LAUDIO): COMO EN CASA.

Hay que celebrar un acontecimiento.  El “peke” ha cumplido ni más ni menos que……. 24 tacos. Ufffffffffffff. El problema no son sus años, el problema es que yo tengo, curiosamente, 24 años más que cuando él nació y eso es ya mucho hablar.
La idea era visitar alguno de los “grandes” pero no ha podido ser y lo dejamos para otra ocasión que no será demasiado lejana.
Así que para no perder ocasión, decidimos comer en un sitio de confianza, uno de esos que muchas veces dejamos un tanto “abandonados” por ese ansia de acudir a lo “más de lo más”. Aquí desayuno yo a diario. Somos ya prácticamente amigos. Eso pienso yo al menos. Igual ella no J


Andoniren Taberna. Me acuerdo mucho de Andoni, fue de los primeros que intentó que bebiésemos vino, pero vino rico, no lo de siempre. Sus ansias de “viciarnos” le llevaron a abrir una vinoteca. Allí hice yo un trato con él, de aquellos tratos de entonces, de los que con la palabra era suficiente. El  se quedó con mi Suzuki y yo con su Yamaha. Eso sí, salí tan "contento" que me tuvieron que venir a buscar, no estaba yo en condiciones de conducir. :-)


Así que no dirigimos al lugar, a cargo de la barra habitualmente se encuentra Karol, que curiosamente siempre me lleva a recordar un pastel muy nuestro, muy de Bilbao.


No sé yo muy bien a que santo me voy siempre al susodicho pastel. Cosas de la mente humana. :-)

En la cocina está su amatxu, una amatxu joven pero de las de antes, de las que saben cocinar y lo hacen bien.
Se nota que estudió en "buenos colegios" y se nota más aún que estudió con muy buena gente.
El acuerdo ya estaba hecho, no tenemos nada que pedir, saben a lo que venimos. Todo está ya programado por anticipado.

Allí nos llega el txakoli. El UNO, desde luego que hay que reconocer que lo han conseguido. Han creado un buen vino. Un vino muy apetecible. Fresco, goloso, a mi lo que más me viene a la mente es la pera. Acompaña estupendamente cualquier plato que le pongan delante.

Curiosamente ha salido de la unión de un ganadero, un hostelero y un párroco, una “cuadrilla” bien curiosa pero que “marida estupendamente”. Cuando algo así se hace tan cerca de casa, es pura satisfacción. Por su precio puede competir de manera mucho más que honesta con algunos que le superan en nombre y en coste.
Nos lo sacan fresco, saben que no me gusta demasiado frío y han tenido el detalle de sacarlo un buen rato antes de la cámara. Buenas copas.

Buenas mesas de madera, de buen tamaño, algún día me hará caso y el lugar "mejorará" pero es mujer y habrá que darle tiempo, que parezca que ha sido idea suya.

Como esa cocinera tiene mucho trabajo, hay una cuadrilla de jóvenes comiendo, nos acercan unas croquetas como aperitivo y son croquetas de las caseras, con sabor, con buena masa y buen relleno y crujientes.
Un pan de los que “enamoran”. Yo soy panero, que no panadero. Y para mi es un alimento indispensable. Aquí es casero. De panadero de confianza. Buen cesto, sin costes adicionales y sin problemas si se termina, hay más.
Nos llega la ensalada. Una ensalada mixta para dos…… o para…… Aliñada a mi gusto, es decir, con vinagre en cantidad. Esto tiene más acidez que el txakoli. Me encanta así. Me encanta untar pan.
El bonito es bonito de “verdad”. No de latas desmigadas, no. Taco de bonito. De los que como se te ocurra meter mucho en boca puedes pasar un mal rato.


Y nos llega ahora, en su piedra caliente, la protagonista de la jornada, una txuleta. Una txuleta de excelente tamaño. Con su correspondiente capa de grasa. Me parece uno de los platos por excelencia. Cuando el producto es bueno, cuando sabemos trabajarlo…… Menudo rato que hemos pasado padre e hijo dando cuenta de ella. No ha quedado más que un hueso que he intentado limpiar  “educadamente”, es decir…… a mordiscos.


Acompañan a la txuleta unas patatas fritas pero como las hago yo en casa. Pelar y freir. No congeladas. No soporto las patatas congeladas.
Unos pimientos verdes de tamaño bocado de los que yo soy capaz de comerme unos….. cien o más. De Bilbo no pero de cerca.


Mi hijo tiene un “problema” no es de postres. Pero sí es de quesos así que para terminar con el par de copas de txakoli que restan, pedimos media ración de queso. Está rico. Eso sí, una “roja” y del Athletic…… un Idiazabal, Karol, por favor. En este caso un queso manchego que no desmerece pero…..



Un cortao de los que me gustan, es decir, con una “nube” de leche y a otra cosa mariposa. Hemos disfrutado como en casa. De un buen producto, bien tratado. Hemos comido estupendamente y además son cuentas de las que no “asustan”. El total abonado han sido 47 euros. Así da gusto. Eskerrik asko, guapas.

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