9 de junio de 2018

RESTAURANTE EL INFORMAL (BILBAO): Un "informal" muy "serio".


Es curioso lo larga que puede resultar una noche de insomnio y luego ver a la velocidad con que la vida pasa. Más de cuatro años ya de que conocí el primer local que gestionaban Monika y Alberto, el Gu-Geu en Amorebieta. Una experiencia que hizo que en cuanto supe que abrían una nueva propuesta en Bilbao, no dudase un minuto en visitarles. Con trabajo e ilusión nació el Gu2, al que he hecho ya algunas visitas siempre con resultado satisfactorio.

Como son personas inquietas, han vuelto a enfrascarse en una nueva aventura, en esta ocasión se trata de un local de los que ahora se están poniendo de moda en la capital. Propuesta, como su nombre indica, más “informal” que el Gu2. Barra donde degustar sus maravillosas propuestas de pintxos y después un comedor muy agradable donde poder degustar más tranquilamente una carta con buenas opciones tanto de picoteo como de platos más “serios”.

Pues a punto hemos estado de quedarnos sin mesa pero tras pasar primero a saludar a Monika en el Gu2, ella nos echa un cable telefónico y pillamos la última mesa libre.
Nos aposentan en una de sus mesas y la amable camarera que resulta ser sobrina de los “jefes”, nos acerca las cartas. Le comento si hay algún vino fuera de carta, Alberto me ha comentado que poco a poco irán ampliándola un poco. Pero tenemos suerte, aunque pensaba que iba a caer algún cava, al escuchar lo de ribeiro pues me animo. En concreto el Colección 68, uvas treixadura, albariño y godello. Cosecha 2016. En un principio resulta un tanto “manso” en nariz y facilón de beber. Más al gusto de Aran pero a medida que coge aire y gana un poco de temperatura, sale una agradable acidez. Mucha fruta en nariz. Pues nos ha gustado el vino que, repitiéndome mucho, ganará, se supone, con algún mes más en botella.
Cesta de panes variados y como aperitivo una crema de verduras con txistorra. Pues está de rechupete. Me recuerda incluso a las patatas a la riojana que hace la madre de quien me acompaña…. Que recuerdos…..
Se pueden pedir medias raciones luego así lo hacemos para poder probar alguna propuesta más.
Así que media de ensaladilla con lagostinos. Finísima, suave a más no poder pero con sabor. Patata muy bien lograda. Me ha encantado la propuesta.


Yo, como sé que no voy a tener ayuda, me pido media de tartar de atún. Pues lo mismo. Riquísimo, con muchísimo sabor pero un plato que pueden comer incluso los que tienen esos problemas con lo que ellos dicen que está “sin hacer”.
Continuamos con media de croquetas de jamón. Están casi líquidas. Finísimas y suaves (necesito ampliar mi vocabulario). Si sois de croquetas pediros la ración entera, os lo recomiendo.

Media más de rabas de calamar. De estás sí que me como yo todas las del mar. Me apasionan. Esa textura un tanto “tiesa” que hace que el mastique sea más lento. Riquísimas, sin dudarlo.

Obsequio de Alberto de una ración de coquinas. Para comer mil. Me ha hecho “necesitar” el pan para dejar la cazuela casi más limpia de lo que estaba.

Terminamos con un pulpo a la brasa con patata. Estupendo el pulpo y “distinta” la patata. Un toque diferente que no sé explicar bien pero apetecible a más no poder. Dice Aran que hemos comido algo parecido en algún sitio. Buena ración de la que no queda ningún resto.

Como hoy mi compi no anda muy sobrada de sed, me pido media de queso Idiazabal para terminar la copa que me queda.

Salimos a esa terraza abierta donde nos tomamos el cafecito y la infusión. Allí aparece Alberto con unos espárragos blancos tamaño XL que ya me gustaría pillar.
Pues nos ha encantado el local, nos ha gustado el trato amable de los jóvenes camareros. Conocía ya la cocina de este chef por lo que la sorpresa estaba “sabida”. Me alegro, se lo merecen.

Abonamos los 87 euros de la cuenta y nos despedimos hasta la próxima. Pues nada, que se me va complicando eso de visitar mis favoritos todos los años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario