3 de diciembre de 2017

TABERNA MIKEL BENGOA (MEÑAKA): Un RESTAURANTE con mayúsculas.

Climatología complicada. El invierno va anunciando su llegada y hace un frío más que considerable pero de cobardes está el mundo lleno y más hoy en día así que acompañado de mi buena amiga Marijo nos dirigimos hacia Meñaka.


Aquí hay que venir con reserva, las cosas les van bien y desde luego que se lo merecen, hacen las cosas con fundamento y le dan importancia a todos los factores que influyen en el disfrute de un restaurante: local, servicio, comida, vino……
Se nos acerca Elo con la libreta en la mano, nos comenta lo que tienen, en carta y fuera de ella y en un momento decidimos lo que vamos a cenar.

Hablamos un poco de vinos y conociendo a mi compi y conociéndome yo, al final nos decidimos por un albariño, concretamente un Tricó, cosecha 2012. Cien por cien uva Albariño. Crianza de un año en acero inoxidable. Todos amarillo verdosos. En su ratio de precios me parece de lo mejorcito que conozco. Servido a la temperatura adecuada, es decir, de frío nada.  Necesita un tiempo, cada copa va sabiendo mejor, cada rato va mejorando. Es curioso que cuanto más me gusta un vino, más me dura. Disfrutar pausadamente de cada trago, sin prisas. Un vino con cuerpo. Después de la cena que nos hemos metido, ha sobrado una copa que espero disfruten a mi salud. En este local saben de vinos y además Elo está estudiando con un pedazo de profesor como la copa de un pino, el Sr. Andoni Rementeria.

Como siempre nos deleitan con un aperitivo en forma de un par de antxoas. Riquísimas, maravillosamente “afeitadas” y bañadas en un aceite de calidad indiscutible. Si la dejo Marijo limpia el plato, el aceite lo merece.


Continuamos con la degustación de salmón en cuatro presentaciones diferentes. Con pimienta, con café, con Gin-tónic.……. Un rico ali-oli acompaña al plato así como un poco de mantequilla y unas tostas de pan. Delicioso.


Les toca el turno a unas alcachofas sobre una crema de ajo blanco. Fino y delicado plato muy bien conseguido. Sabroso y como no podía ser de otro modo, la “educación” se queda de lado y hago una estupenda limpieza del plato.


Degustamos ahora un tataki de atún.  Como se aprecia en la foto, bien sellado por un lado y en su puto exacto por el otro. Una salsa de soja que más bien parece una crema por su textura acompaña al pescado. Delicioso. El wasabi es algo de lo que soy poco amigo y eso que el picante no podemos decir que precisamente me disguste. Un pan de pimientos verdes dan el toque diferente a la presentación.


Pasamos ahora al plato más contundente de la noche, como nos dice Elo, los últimos hongos de la temporada. Cojonudos. Con un par de yemas de huevo del rico para mezclarlo y conseguir un plato clásico pero de éxito asegurado. Puro placer.


Marijose no es muy amiga de postres así que quedando vino y como somos de buen saque, le decimos a Elo que igual una media ración de mollejas sí que nos saca. Pues al lío. De las de diez. Crujientes pero jugosas a más no poder. Riquísimas, la verdad. Una original crema y unas patatas chips alegran un poco más el plato.



Nos obsequian con un poquito de su helado de mango y limón que me tengo que comer yo solito, mi compi justo probarlo. Excelente mezcla, el explosivo sabor del mango es, curiosamente domado un tanto por el limón. Acierto pleno.

Terminamos con dos estupendos cafecitos mientras nuestro Athletic, que hace cuatro días fue derrotado por un peso pulga, le planta cara a un peso super-pesado. Estos chicos son la ost…..


El total abonado hoy han sido cien euros, un precio mucho más que correcto para la cojonuda cena. Encima, conociendo mis gustos, me regalan una botella para que pruebe en casa de un vino de “los míos”.  Eskerrik asko, un placer que, sin duda, volveremos a repetir.

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