15 de diciembre de 2017

DOS BUENOS CHEFS, UN SUMILLER MÁS QUE REGULAR Y UNOS COMENSALES UN POCO PROTESTONES.

Cansado estoy de repetir que si algo me ha aportado esta afición por el buen comer y el buen beber ha sido, sobre todo, la oportunidad de conocer a infinidad de personas nuevas. Con algunas de ellas he creado cierta amistad y ello nos lleva a que nuestras conversaciones giren mucho en torno a los asuntos sólidos y líquidos y a animarnos mutuamente, cosa excesivamente fácil, para conocer restaurantes o para juntarnos en torno a una mesa y degustar las infinitas delicias que nos ofrece la naturaleza.


En esta ocasión hemos vuelto a la casa de nuestro amigo Pepe. Las fotos están hoy por aquí, a su libre albedrío.

Tras un par de indecisiones, llegamos a un buen acuerdo. Tenemos un encargado de prepararnos un pescado y otro que se encargará del comienzo de la velada. A mi, como “conocedor” del mundo líquido, me encargan los vinos. Si eso de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey………
Tras un par de paradas en las “ermitas” que encontramos de camino y probar algún txakoli, nos acercamos a Beotegi en un día que no nos permite disfrutar de su maravilloso paisaje.


Tenemos un maravilloso fuego bajo encendido y los aperitivos esperándonos. Unas aceitunas y unas cojonudas antxoas. De Laredo por cierto. Esto es un puñetero vicio. Estas las “afeitan” con triple cuchilla por lo menos. Ni un “pelo”. Están para comerte todas las que puedas y más. Yo pido encarecidamente que no abran más latas pero encargo unas cuantas para degustarlas tranquilamente en días venideros.


Mientras uno de los chef va liándose con el bacalao y las kokotxas, el otro se pone manos a la obra con la sopa de pescado que tienen a medio preparar.


Y comenzamos con la apertura de los vinos que vamos a ir probando a lo largo de la jamada.

El primero es un vino poco comercial pero muy rico, un Azoi, regalo de Raúl, un compi muy generoso y pequeña enciclopedia del mundo del vino. Una maravilla curiosa, el listón está muy alto.
Seguimos con un ribeiro, en concreto un Villa los Colibríes. Un poco joven pero sin ser nada del otro mundo es una demostración de los avances que están teniendo estos vinos. Está bien rico y del gusto general.

Abdu,  compañero de andanzas y que regenta un bar en nuestro pueblo nos ha sorprendido con una botellita que tenía guardada, un albariño Val do Sosego cosecha 2014. Que gozada esto de catar vinos con algún añito, ver una evolución interesante. Rico.
Diremos que la sopa de pescado de Javi está simplemente espectacular. Lleva producto de primera calidad, txipis, rape, merluza, almeja….. esa textura que más parece una fina salsa que un caldo. Dos platos han caído y uno que se tiene que cortar sabiendo lo que le espera.


Las kokotxas muy ricas, Patiño, nuestro segundo chef tenía en mente untar unos huevos en la cena con lo sobrante y con ese pensamiento se le ha ido un tanto la mano con el aceite pero se lo perdonamos todo.


El bacalao, con similar problema de ligazón está para untar sin conocimiento ese pan casero que nos hemos “plinplao”. Repetimos a la noche con más vicio que apetito. Al día siguiente ellos disfrutan de esa salsa sobrante de la que me hubiese llevado un buen “taper”.


Un vino que no me ha convencido ha sido el cava rosado. Un Elyssia. Demasiado afresado pero no una fresa golosa y agradable. Dicen que al día siguiente han abierto otra botella y que les ha gustado más. Quizás la temperatura, quizás las expectativas que lo hacían un buen cava en relación a su precio. No lo sé pero no ha sido precisamente lo mejor de la velada.


Tenía yo guardado un poco de carne en casita y lo hemos preparado a la leña. Una txuleta y unos filetes. Carne de mi propio pueblo. Desgraciadamente un par de nuestros comensales son de “suela de zapato” y la degustamos demasiado hecha por lo que pierde un poco. Pero está rica.



Esto ya lo acompañamos con un espumoso gallego, un Valtea brut. Albariño cien por cien. Pues ha gustado mucho. Tiene potencia, frescura, acidez. No resalta en demasía la fruta. Buen acompañante para muchos platos, sin duda.



Nuestra única fémina, Mertxe, nos deleita con un membrillo casero para acompañar al queso de la zona. Lo dije y lo digo, un membrillo que ha ganado mucho con el queso. J  Quizás soy más de más azúcar. En mi opinión está poco dulce y por el color se nota, “demasiado hecho”. Pero en combinación con el rico queso me he puesto las botas. Así que … que nos quiten lo “bailao”.



Terminamos con un champagne, un Le Carrosse. Lo encontré a 20 euros la botella y “tonto” de mi no compré más que 2. Tenía que haberme traído todas las existencias. Esto ya es otra cosa, sin ser un champagne excepcional está cojonudo, con mucha presencia de fruta y con estupenda acidez y burbuja integrada. Para otro día de principio a fin una cosa así y menos lío mental.
Un cafecito rico que nos prepara Abdu y unos “reconstituyentes” que nos prepara Javi.


Una maravilla de velada, buena charla, buen humor, buena comida, buen vino……. Dicen que hay que cuidarse y creo que nosotros lo hacemos estupendamente. Como no puede ser de otro modo ya está en marcha la próxima, al parecer en forma de un arroz con bogavante. Pues próximamente en sus pantallas. Un placer, eskerrik asko a todos por la compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario