6 de agosto de 2017

RESTAURANTE HECTOR ORIBE (PAGANOS): Pues...IRAUN dezan (que perdure).

De nuevo me junto a mis dos compañeros de “fatigas” para visitar un local que ellos ya conocían pero que yo no tenía el placer de haber visitado. En uno de los pocos días “veraniegos” que estamos teniendo este no-verano vasco, dirigimos nuestros pasos hacia la zona vinícola por excelencia de nuestra tierra. Sol y calor que se va haciendo notar.


Hacemos una parada para ver un sitio de relax habitual de nuestro chófer y donde yo, en una ocasión, había parado a echar una cabezada después de una buena comida. A orillas del Ebro, en la localidad riojana de Briñas. Allí nos saludan los “guardianes” del río y “diles tú algo”……


A la hora convenida llegamos por fin a nuestro destino. Hoy es día de estar a la sombra y afortunadamente la temperatura en el interior del precioso comedor es genial. Bonito local, bien vestido, buenas mesas, buena mantelería. Un servicio femenino que la más “dicharachera” de nuestras camareras hace que sea muy fluido. Joven interesada en el mundo del vino con la que compartimos algunos de nuestros más que reducidos conocimientos.


Mientras mis compis van echándole un vistazo al asunto del comer yo me dedico a echárselo a la carta de vinos. Estamos donde estamos y su más que correcta carta tiene a nuestra disposición algún que otro blanco con crianza y además alguno totalmente desconocido para mi. Así que me decido por un Iraun 2012. Ha sido curioso, los dos primeros números están impresos en negro y en grande y el 12 a lápiz. Para ir cambiando las añadas. Mi “excelente” visión me ha hecho decirle que me saque una botella de Iraun 20. J 

Subsanado mi error y tomada la decisión de tomarlo primero a una temperatura un tanto templada, nos presentan la botella.
Un vino que hace Oxer Bastegieta. Un desconocido para mi pero que descubro que comenzó con un txakoli y que está dentro de Bizkai Barne, una bodega sita en la vecina localidad de Orozko  que nació de la unión de 4 productores y de la que he tenido la suerte de probar unos cuantos de sus txakolis. Todos ellos de alto nivel, por cierto.
Oxer se trasladó a Laguardia Pues su nombre ya lo dice, un vino que dura, que permanece. Un vinazo que en nariz demuestra mucha más fruta de lo que uno pudiera pensar, cuya madera está absolutamente bien integrada y que tiene una estupenda acidez. Un vino cien por cien Viura. Sólo mil botellas ven la luz cada año por lo que no será fácil localizarlo. 

Nos decidimos por su menú degustación. Una pena el pan, correcto sin más.
Aperitivo de la casa en forma de unos vasos de puré de patata. Calentitos, no es que hoy sea muy necesario pero tenemos ya un poco de hambre y esto sirve para abrir nuestros estómagos, estaba muy rico.

Taco de foie. Acompañado de una sal gorda y de una fina mermelada de higos. Con sus correspondiente panecillos tostados. Pues materia de calidad que yo degusto a mi gusto, “en gordo”.


Pasamos a unas antxoas con pisto, presentadas en una lata de conserva. A mi me han encantado. No son “top” pero están dentro de un resultado notable.


Llega ahora una de mis debilidades y encima tengo la infinita suerte de que al más tripero de la mesa no le haga demasiada gracia. La morcilla o el “sushi” vasco como digo yo, es uno de mis platos favoritos. En esta ocasión se juega un poco con la creatividad y se presenta en forma de canutillos. Sobre una ligera base de puré de alubias que apenas de deja notar. Alguna piparra cortada en trocitos. Para mi un plato sobresaliente aunque “morro-fino” diga que se puede mejorar. Yo lo dejaría como está, me ha encantado.


El plato de pescado es bacalao. Ligero, estupendas lascas que se separan con suma facilidad. La compañía suave, sin sabores excesivos. Me ha parecido otro plato destacable, de los que es mejor no “tocar” puesto que quizás en vez de mejorar empeore. Muy rico. 



Llegado este punto y ya que no hay "espumas" riojanas, nos decidimos por recomendación de nuestra simpática camarera a probar otro de sus blancos. Un Viña El Flako, ella dice que ha probado el 2014 y le ha gustado. No tiene más que el 15 y tras unas pequeñas dudas nos decidimos. No hemos venido a probar? Pues de nuevo un vino de calidad, quizás el problema es que ha tenido por delante algo en mi opinión muy superior. De todos modos quizás un año más de botella lo “dome” un poco restándole la presencia potente de la madera.  Destacar su relación calidad-precio que me parece estupenda.

La carne son unas carrilleras. Llevan un trozo de pera y una mermelada de manzana. Pues no es malo el “maridaje”. Están bien cocinadas aunque yo las prefiero un pelín más “suaves”.



El postre es una pequeña degustación de cuatro de sus propuestas. Un hojaldre relleno de crema pastelera con chocolate que está  rico. Un helado de maracuyá con su potente sabor que sirve un tanto para limpiar la boca entre dulces. Una mini torrija que me hace pensar que otro día quizás me la pida en ración entera y un trozo de tarta de queso que me hace acordarme de la leche condensada. Ricos.




Como andamos bien de vino nos pedimos un poco de queso. Idiazabal. Estupendo, no viene de ninguna nevera así que disfrutamos plenamente de su sabor. Como no podía ser de otro modo lo acompañan un poco de membrillo y unas nueces.
Unos cafés como me gustan, solos y con la jarrita de leche para cortarlos al gusto. Unas “tejas” sirven para endulzar el final de la velada.
Pues 40 euros es el precio de su menú degustación. Un precio mucho más que correcto para su oferta. El vino Iraun ha sido una ganga por 26 euros, me arrepiento de no haberme traído una botella.

Pues una magnífica opción. Quizás la cosa ha sido más “clásica” de lo que yo esperaba pero la demanda es la que es. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario