27 de abril de 2017

RESTAURANTE TRUEBA (BILBAO): "Trueba" superada.

Después de que mis dos nuevos compañeros de “afición” me descubrieron el Arrate me tocaba a mi llevarles a un sitio donde poder disfrutar. Así que dado que son amigos de pedir medias raciones para poder degustar más platos y de que son amigos del buen producto, mi elección fue este restaurante que tan buenos momentos me ha hecho pasar.
Como siempre el recibimiento es, sin lugar a dudas, lo mejor. Ya lo he dicho en más de una ocasión pero me dan ganas de volver a salir y entrar de nuevo. Amabilidad por los cuatro costados y de las que no está, ni por asomo, reñida con la profesionalidad.
Nos acomodamos en una amplia mesa y prefiero que sea Marian quien nos vaya “cantando” alguna propuesta. Una verdadera pena que hoy no tengan a nuestra disposición el que para mi es, sin duda uno de sus platos estrella, las carrilleras. 
Como no podía ser de otro modo allí que nos sacan como aperitivo su tremenda txistorra. Mira que está rica la “jodia”. Así como el estupendo pan que invita al unte.
Comenzamos con su salmón ahumado. Plato de poco misterio, simplemente que su calidad es absoluta. El aceite que lo acompaña está a su altura y ese “ali-oli” “made in Aitor” es puro vicio.

Continuamos con las croquetas. Para uno de mis compis ha sido el plato de la comida. Desde luego que están muy bien hechas, sabrosas, jugosas, crujientes…… Difíciles de superar.

Continuamos con el huevo a baja temperatura con guisante ecológico. Guisantes bien tratados. Con su punto “terso”. Riquísimo el caldo y estupenda la conjunción de sabores. Plato de cuchara de sabores naturales.

Llega ahora el atún rojo asado con unos estupendos pimientos rojos. A mi parecer en su punto exacto. Uno de mis compis prefiere pasarlo un poco más. Esto es puro vicio. Esto está ….. pues eso, cojonudo.

Al principio nos había ofrecido Marian la posibilidad de probar sus tomates. No estamos aún en temporada pero ella dice que su proveedor los trata de tal manera que difícilmente podremos distinguirlos. Como somos un poco caprichosos al final decidimos que nos saque media ración para catarlos. Pues señores y señoras, están de muerte. Mucha “carne”, se cortan de maravilla, sabrosos, sin aguas sobrantes. Lo dicho, sin saberlo nadie diría que son de invernadero. Muy, pero que muy ricos.

Finalizamos la parte salada con callos y morros. A la bizkaina. Dicen mis compis que para ellos la salsa tiene demasiado sabor a pimiento txoricero, Que ellos lo prefieren más “suaves”. Para gustos los colores. Creo que más suaves estarían igual de ricos pero un servidor unta pan sin consolación.

Yo me retiro, no puedo más. Mis compis se animan con los postres, uno más a lo suave, con un cuajada, el otro, el que al verle nadie diría que sea capaz de meterse entre pecho y espalda semejante cantidad de comida, le da caña a una estupenda torrija.

Hoy hemos catado un verdejo un tanto diferente. Malcorta, de Javier Sanz.  Elaborado con un “clon” autóctono de la verdejo. Su nombre se debe a su dificultad para vendimiarlo por ser sus racimos muy leñosos, de ahí lo de “mal-corta”. Su ciclo vegetativo es algo más largo y de ahí su acidez superior a la de la verdejo habitual.  En nariz es un verdejo, sin duda alguna. Muy afrutado, para mi gusto en exceso. En boca sorprende un poco más. Desde luego que mis compis disfrutan más de él que yo. A mi me van los vinos más…. O más bien menos…..

Así que tras dejar seca la botella me toca disfrutar un poco y nos bebemos una botellita de un cava Privat Laietá, brut nature reserva 2013.  Elaborado con xarel-lo, chardonnay y pinot noir. Cultivo ecológico. Treinta meses de crianza y elaborado estrictamente con el método tradicional. Abundante y fina burbuja. Botella preciosa. Es un vino seco e intenso pero a la vez fresco. Me parece un cava estupendo con una buena relación calidad-precio. Unos estupendos cafés dan por terminada la velada. Pues la prueba ha sido superada. Creo que han disfrutado con la comida que era lo importante. Agún día, con previsión, volveremos a probar esas carrilleras o esa merluza con begihandi. Hemos salido a 67 euros por cabeza que dada la cantidad y calidad de lo degustado me resulta un buen precio.

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