29 de enero de 2017

RESTAURANTE ARRATE (LEINTZ GATZAGA): ·En dos palabras: "COJO" "NUDO".

Desde que ya hace unos años uno de mis “vicios” favoritos es comer y beber bien siempre que puedo, casi lo mejor que he vivido ha sido descubrir sitios y conocer personas que tienen mis mismas aficiones.

Un par de conocidos llevaban ya un tiempo con idea de compartir mesa conmigo y yo a este tipo de cosas me apunto con los ojos cerrados. Así que les dije que cuando quisieran aquí me tenían.

Llegó el día y querían llevarme a un sitio en concreto, a uno de esos que tienen fama de dar bien de comer, de dar muy bien de comer.
Hoy he roto alguna de mis costumbres, la de ir a comer en vez de a cenar ha sido una de ellas, la de ir a comer con el género masculino ha sido otra pero de cuando en vez tampoco es tan grave y menos aún si compartes mesa con gente inteligente, con gente con buena conversación y con gente buena comedora y abierta a probar un poco de todo.


Pues arrancamos hacia ese pequeño pueblo que yo no tenía el gusto de conocer, un pueblo muy pequeño de menos de 300 habitantes, un pueblo precioso, amurallado, de la vecina provincia de Gipuzkoa. Hoy rompo también otra de mis costumbres y me descubren a una “amiga” que amablemente nos ha ido conduciendo con su amigable voz hacia nuestro destino. Mira que a mi me gusta perderme pero hoy no he podido. Reconozco que cuando vas con el tiempo justo y a sitio muy desconocido es una maravillosa ayuda. Quizás utilice este sistema en alguna de esas ocasiones en las que se me complica la cosa.


Pues con tiempo suficiente llegamos a Leintz Gatzaga y tenemos la suerte de encontrar un hueco para el coche a la primera y además casi delante del local. Este está situado en la planta baja de una casa muy chula. Es pequeño, poco más de media docena de mesas pero me gusta. Sensación de calidez, buenas mesas y bien vestidas.



El personal es muy agradable, todas mujeres, eso en mi caso es un plus favorable. Encima mujeres con mucha experiencia y saber estar.

En la mesa una carta de vinos que no tiene atractivo alguno para mi. Pocos blancos y además nada llamativos. Pero imagino que algo tendrán por ahí que no aparece en su carta y por eso le pregunto a nuestra anfitriona por algún espumoso que se deje beber. Tras una búsqueda por su almacén de vinos, nos aparece con un par de botellas. Un cava rosado, de “apellido” Martínez. Cava que se deja beber, de buena relación calidad-precio. Podíamos considerarlo como un “lambrusco” muy rico. Burbuja fina y constante. Facilísimo de beber. Después hemos bebido otra de uno ya un poco más “serio”, un cava que no había probado nunca. Un Rimarts  Chardonnay reserva especial. Es de la misma bodega que el anterior. Pero además de tener también la misma burbuja fina y constante, tiene otra seriedad al beberlo. Con una acidez muy superior al anterior y con un ligero toque de amargor que le da más permanencia y le permite “torear” con soltura los consistentes platos con lo que ha tenido que lidiar.


Diremos que el pan en esta casa está rico. Y que cuando lo necesitas lo tienes, sin problemas. Mis compis ya han estado aquí y conocen su sistema. Así que negociamos con nuestra principal camarera la comanda. Queremos probar unas cuantas cosas y por ello preferimos platos pequeños.
Pues comenzamos con una estupenda sopa-crema de pescado que en un día como el de hoy entra de maravilla. Una taza que nos templa los estómagos para el recorrido que se nos viene encima.

Seguimos con unos garbanzos con rape y almejas. Media ración de un humeante plato. Los garbanzos en su justo punto y con ese caldo gordito que los hace apetecibles a más no poder. Hoy voy a repetirme, como casi siempre pero la palabra “cojonudo” va a aparecer en más de una ocasión.



Continuamos con más garbanzos., en esta ocasión acompañados de foie y hongos. De nuevo una “pequeña” ración de un cocido inmejorable que ya va más que templando, llenando nuestro aparato digestivo. Mala suerte con la malísima calidad de la foto.
Se les va un poco la mano ahora, esa “media” ración de arroz con bogavante tiene un tamaño que se parece “demasiado” a una ración entera. Con las herramientas necesarias para degustarlo. Con materia prima sin “tacañerías”. El arroz aldente, en su punto, con un ligero “cras-cras” al degustarlo. Estupendo, sabroso, jugoso, rico-rico.


Probamos ahora cada uno una albóndiga de cordero, acompañada de una crema de patata y una chalota. Mira que están ricas estas cebollitas…. La croqueta está jugosa, ha tendido unos platos por delante que le hacen difícil tener demasiado sabor destacable pero se deja comer.


Pasamos al rabo en salsa, acompañado de su salsa habitual y una ligera crema de puré de manzana y de nuevo otro chalota excelentemente tratada. La carne se suelta del hueso casi sin “empujar”. Rico, cojonudo.


Terminamos la parte salada con un plato “ligero”. Unos callos en su salsa. No son de los que engañan. Saben a callos, huelen a callos. Textura perfecta.


No hay, precisamente, demasiado espacio para los postres pero nos animamos a compartir una tarta de queso y un poco de helado. 


Correctos los postres. Yo doy buena cuenta de la tarta y el helado lo dejo para el que “engaña” y de que manera. Viéndole podías apostar a que no come demasiado. Pues no hagáis una apuesta con él, la perderéis con seguridad. La madre que le …. Como traga. Pepe está “ a dieta”. Me río yo de estas dietas. Imagino que no le contará a su dietista el homenaje que se ha “cascado” hoy.


Otro de los puntos favorables de este restaurante es que no tienen prisa. La conversación ha seguido un buen rato. Nos tomamos unos estupendos cafés, que hoy han sido solos pero acompañados de su jarra de leche para que los cortemos a nuestro gusto. A mi me toca llevar el coche así que me pierdo uno de los placeres de la vida. Ellos disfrutan de su kubata y su Gin-Tónic, que envidia….. Tras casi 5 horas de mesa, abonamos la cuenta. Curioso sistema que imagino que con algunos de esos seres “especialitos” que van a sacar faltas les crearán algún “problema”. Nos dicen que son 150 euros, cincuenta por persona. Habéis visto el recorrido. Si descontamos las bebidas no salimos a 30 por persona. A mi me jode cuando salgo enfadado con la comida, cuando intentan tomarme el pelo. Hoy he salido “a hombros”. Hoy he descubierto un sitio que volveré a visitar sin dudarlo. Si queréis comer de maravilla, si queréis comer como señores, si queréis probar comida clásica con alguna alegría y bien tratada, este, sin duda alguna, es un sitio para acertar.

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