29 de octubre de 2016

BATZOKI LAUDIO: Ctonia versus Cecina.

Pocas esperanzas quedan en este pueblo para cenar en un “restaurante”. Hay opciones de otro tipo de “quitares de hambre” y no son malas. Pero son diferentes. 


Así que hoy, una vez solventados algunos “criterios” y acompañado de mi ya más que habitual compi de “viaje” me decido a visitarles. Afortunadamente veo que el restaurante está prácticamente lleno, el frío nocturno tiene mucho que ver en ello.

Las cartas de vinos en este pueblo “brillan” mucho por su clasicismo y uno, por culpa de algunos amigos, ha subido un tanto sus exigencias. Así que tras una pequeña “negociación” consigo que me permitan llevar mi propia botella con el correspondiente cobro del descorche. No es una práctica demasiado común pero a fin de cuentas la ganancia para ellos puede ser la misma o a veces incluso mayor.
Mi hijo me había regalado por mi cumple una botella un tanto desconocida y hoy era buena ocasión para probarla. Ctonia 2011. El por lo que había indagado había supuesto que era un vino “de los míos”. Es decir, con crianza y ligero toque a madera. Pues de todo ha habido. Un vino D.O Empordá. Cien por cien garnacha blanca. Con un amarillo un tanto verdoso. Crianza sobre sus propias lías, lo que le da oportunidad de “envejecer” un tanto con sobrada calidad. Buena acidez que incluso me ha recordado a algún txakoli y también buena nariz. Realmente sin ser lo que el txikito esperaba, nos ha gustado bastante.


Ofrecen en este local un menú de fin de semana a buen precio pero nada más llegar hemos visto un par de cosillas que nos han abierto el apetito y además la gula. Una estupenda cecina con un color precioso que acompañada de un buen aceite ha hecho nuestras delicias.


Buen pan casero que es otro aliciente importante a la hora del disfrute.


Continuamos con unos txopitos que son otro de mis placeres favoritos. Bien preparados, poco aceitosos como es menester. Ricos.


Como es normal en la juventud, la carne suele premiar sobre los peces pero lo mejor es probar para que esta idea vaya cambiando. Lo noto en mi compañero que cada vez se decide más a probar los diferentes tipos de pescados que va viendo por ahí.
Hoy se decanta por una merluza a la plancha y cambia esas verduras de compañía por algo que a él le apasiona, unos pimientos verdes fritos. Al final se sacan lo uno y lo otro. Buen punto del pescado, buen sabor.


Yo me lanzo a por el taco de bacalao con salsa bizkaina.  Nuevamente buena calidad que es fundamental y buena mano. Quizás la salsa bizkaina un tanto más “ligada” hubiese conseguido un resultado más sobresaliente.


Como siempre nos sobran un par de copitas de vino así que, como no podía ser de otro modo, el poco goloso al ver que no hay opciones de chocolates en los postres, me pide una ración de queso. Odia literalmente el membrillo pero yo soy un fan así que queso Idiazabal con membrillo y nueces. Curiosamente el membrillo lleva “adjuntas” también nueces. Queso muy agradable con buen sabor e intensidad.


Remato con mi cafecito correspondiente. La cena nos ha salido por 62 euros que me resulta un muy buen precio. Destacaremos la amabilidad de las dos camareras que nos han atendido estupendamente. Buena opción para el invierno que se nos acerca.

23 de octubre de 2016

LA VIÑA DEL ENSANCHE-EL TALLER (BILBAO): Buen menú, da de "shi".

Difícil será encontrar a quien no conozca La Viña del Ensanche en Bilbao. Buenos pintxos, buenos vinos, buenas raciones…… Ahora le han dado una “pequeña” vuelta de tuerca y han abierto su tienda y “taller”. Allí, a cocina vista, ofrecen un menú degustación de 7 platos entre los que incluyen un par de postres. Además se da importancia a la bodega y podemos encontrar buenas referencias de donde poder elegir. 



Con vistas al estupendo ambiente que se respira en esa zona un viernes noche nos acomodan  en una de sus amplias mesas de cuatro comensales, algunas de dos quizás pequen un poco de tamaño un tanto reducido para el tipo de local.


La sumiller habitual está de baja, ha sido amatxu y no hemos tenido el placer de conocerla. Pero su vuelta es casi inmediata y algún día volveremos para que nos guíe de manera distinta por su oferta. De todos modos, nuestro “anfitrión” ha dado sobradamente la talla y su amabilidad y su buen hacer nos ha hecho sentirnos estupendamente.


Tras un par de dudas e incluso probando uno de los posibles candidatos a acompañarnos en la cena de hoy, nos decantamos por un Ribeiro Viña Mein, cosecha 2013. Un vino que lleva como uva principal la Treixadura pero acompañada por algunas variedades más como la Godello, Loureira, Torrontés, Albariño y Lado. Tiene un color brillante. En nariz se nota mucho la fruta. Es muy fresco y la acidez invita al trato pausado.  De esos vinos que sin dispararse en absoluto en el precio, te hacen pasar un rato muy agradable. Rico, muy rico.


Comenzamos la andadura con un “bokata”.  Pan Bao con pollo al curry. El Pan Bao es un pan típico de oriente que está hecho al vapor. Es sedoso, esponjoso, suave. De los que se pueden comer sin dientes. Nos invitan a degustarlo “a mano”. Que más quiere uno que “perder la compostura” con “permiso”. Está muy rico el conjunto. Además no abusan del curry con lo que no nos anestesian el paladar.


Llega ahora un plato mucho más tradicional. Un plato de los triunfadores. De los que jamás deberían desaparecer de sus ofertas. Algo que, curiosamente, no es tan simple como parece. Coincidiremos todos que hay “huevos” y “huevos”. Se lee igual pero….. Unos Hongos salteados con huevo escalfado. Aquí prima la calidad del producto y luego ya las buenas manos del artista. Plato sabroso, con intensa nariz a tierra. “Obligatorio” mojar pan.


La tercera propuesta nos sorprende. Como base un caldo dashi, un caldo muy ligero de pescado que se prepara con alga kombu, copos de bonito seco y agua. En esta ocasión acompañado de atún rojo marinado. Desde luego que a este caldo le han “ayudado” y con acierto. Está riquísimo. Sabor potente pero agradable. Iguala a más de un caldo de pollo de esos que degustamos en el invierno. Son distintos pero ambos calientan el estómago y además nos hacen disfrutar. Nos ha encantado a ambos.


Marijose no se sentía excesivamente atraída por el nombre de este plato y lo ha cambiado por un Txipiron a la plancha con arroz en su tinta. Buena elección también.  Otro clásico que triunfa. Buena mano tienen estos jóvenes cocineros, alguno de los cuales tiene ya mucha escuela y mucha práctica.


Como plato de pescado nos deleitan con un rodaballo al horno. Buen pescado, fresco, suelto… acompañado de unas piparras, de cebolla pochada, patata…. Sin aventuras raras. Buena cocina, bien planteada y para todos los gustos, sin duda.


Terminamos la parte salada del menú con Pluma ibérica “Joselito”. Mi compi ha sido carnicera, algo sabe de carnes pero….. es de los que tiene esa creencia, como la inmensa mayoría de la gente, que el cerdo hay que hacerlo mucho. Si hablamos de carne “blanca” quizás sí pero en este caso esto tiene color rojo de por sí. Bien pudiéramos confundirlo con carne de vacuno incluso. Así que se ha terminado animando y tiempo habrá de devolverlo para que le den un “plus”. Pues no, nos lo hemos zampado al punto. Teniendo temperatura así da gusto comerse la carne. Rica, mucho.


Me gusta, cuando hay dos postres, que el primero sea fresco, suave, que ayude a nuestro sistema digestivo a trabajar como debe. Pues hoy así ha sido. Un sorbete de manzana. Realmente más parece  mousse que sorbete. El “helado” que puede ser casi una gominola, tiene un sabor exquisito a manzana. Postre muy apropiado en este momento de la noche. Un acierto.


Terminamos con una tarta de zanahoria y helado de frutas tropicales. Un pastel muy jugoso. De excelente sabor. Como podéis ver el plato está presentado de manera muy original. Muy buen remate de velada.


Un punto negro en la cena ha sido la “encantadora” presencia en una mesa cercana de un grupo de “educados” pijos que nos “han deleitado” con una disertación sobre como jugar al padel con un tono de voz que ha requerido que los responsables del local les diesen 3 avisos.  Evidentemente no han hecho ni caso.  Una pena.


No quisiera olvidar que hoy he tenido “fotógrafa” y que las fotos son de Marijo, no mías. Imagino que algo mejores que las habituales serán.
Destacar la simpatía y buen hacer del equipo del restaurante. Y las excusas sobre el proceder de nuestros “vecinos”.  El precio del menú degustación es de 50 euros persona, sin vinos. El de hoy nos ha costado 15 euros. La página web del restaurante: www.laviñadelensanche.com

17 de octubre de 2016

REGI TABERNA (URDULIZ): Cena y "recena".

Me quedé con ganas de volver tras la última visita. En aquella ocasión degustamos el menú bistró y hoy la idea era culminar con el degustación. Este se sirve en el comedor principal, no como el menú más “corto” que se sirve en el pequeño comedor a la entrada del local.
Me acompaña hoy mi hijo. He sido previsor y le he avisado de que no meriende. Así que el pobre viene un poco “asustado”.
La filosofía de este restaurante es la de darte de comer como si no fueses a comer más en tu vida. Mira que me gusta a mi probar cosas y mira que me gusta comer pero no termino de entender demasiado bien "su “sistema”.


Eliges un primer plato, un segundo y un postre. Esto último ni lo hemos hecho, lo hemos dejado para el final por si el cuerpo no aguantaba. Como así ha sido.

Sabía de antemano el vino que íbamos a beber, aquí el precio de los vinos es muy arreglado, casi mejor que en tienda. Y poder degustar una botellita de Que bonito cacareaba por su precio pues no es algo que uno pueda hacer en cualquier local.  

Bodegas Contador en San Vicente de la Sonsierra, Rioja Alta. Garnacha, Malvasía y Viura. En este caso cosecha 2014, no había más viejos. Creo que lo venden todo. Con una crianza en barricas de roble francés de ocho meses. Un vino que está muy rico, con presencia de madera pero “sin molestar”, para mi gusto todo lo contrario. Sabemos que este vino aguanta tranquilamente unos años más y que seguramente mejorará. Pero se deja beber gustosamente.


Comienza el “desfile” con una cesta degustación de panes, un poquito de aceite arbequina y una crema de verduras con trocitos de queso curado.

Pasamos a la crema de queso acompañada de tostas de pan. Lo que hacemos es no pasarnos y simplemente degustamos un par de ellas para ir controlando el espacio estomacal.


Jamón con pan y tomate.


Crema de foie con caramelo


Antxoas y su compañía


Degustación de croquetas. Jamón, hongos y queso azul y crema de porrusalda.



Salmón marinado


Crema de mariscos con langostinos


En este punto de la velada yo pediría un postre y me iria para casa contento y feliz pero resulta que lo único que hemos hecho ha sido terminar con los APERITIVOS. Hemos “terminado” de cenar y curiosamente no hemos comenzado.

De primeros platos el txikito se come un Laminado de pulpo con crema de patatas, aceite de oliva y pimentón.


Yo disfruto de un Timbal de lomos de bacalao y pisto con yema de huevo de caserío gratinado


 De segundo plato me zampo unas Manitas de txerri ibérico rellenas de hongos con salsa bizkaina


Y mi retoño un Rape negro sobre crema de tubérculos y pimienta´


Nos ahorramos los postres, es total y absolutamente inhumano seguir comiendo pero en la terraza exterior, muy coqueta, por cierto, mientras me tomo un cafecito, aún piensan que andamos con hambre y nos sacan los típicos detalles que en este caso con unas pequeñas trufas, un vasito de horchata, unas gominolas y unos bizcochitos.


El precio de este suculento menú es de 55 euros por barba con vino incluído. Eso sí, no el vino que hemos bebido nosotros, por este pagamos 39 euros que es su precio de tienda.La comida está a buen nivel en general pero curiosamente lo que para algunos quizás sea un punto a su favor para mi lo es en su contra. Esos 9 aperitivos y la guinda en forma de postre me parecerían un magnífico menú degustación que me invitaría a visitarles con más asiduidad. 
Su página web:  www.regitaberna.com

12 de octubre de 2016

RESTAURANTE KASKAGORRI (VITORIA/GASTEIZ): El solomillo "se merendó" a la "gallina".

Desde la quedada con compis de verema no había vuelto a visitar este local. Ya tenía ganas. Uno, que es, como todos los de mi pueblo, “un alavés raro”, visita mucho más Bilbao, la proximidad es lo que tiene.
Ya se nota y mucho que octubre no es julio. Además “Siberia-Gasteiz” no se anda con bromas. Nos ha pillado un poco “el toro” y calor no es precisamente lo que hace hoy aquí.


Nos acomodan en una de sus bonitas mesas dentro de uno de sus comedores. Me gusta la decoración y la sensación de estar en una especie de pequeña bodega. Sus paredes de piedra ayudan mucho en ese aspecto.

Mientras miramos un poco la carta nos dejan en la mesa un picoteo de encurtidos y un aceite arbequina para que vayamos masticando un rato.


Compartimos primero una ensalada César. A Aran le suele gustar pedirla. Eso de ensalada suena a “light” pero esa salsa tiene más calorías que media docena de donuts. Está rica aunque quizás un tanto “pobre” de ingredientes no verdes.


Ella se decanta por un rape bisqué con langostinos y crema de marisco. Buen plato. Calidad del pescado, calidad de la manera de tratarlo. Un par de buenas piezas de langostinos acompañan al pez.



Yo me voy a por un solomillo a la parrilla. Acompañado de unas patatas fritas cortadas como a mi me gustan. En “gordo”. Así el sabor de la patata es más marcado. Los pimientos rojos asados son de los ricos. La calidad de la carne es indiscutible. El punto ideal. Tiene un color que da gusto.



Como no podía ser de otra manera, la que no tiene hambre no puede dejar de caer en la tentación del postre. Cosa curiosa. Mira que suelo pensar que algunas tienen dos estómagos, uno para lo salado y otro más grande para los postres. Así que compartimos una torrija de pan, de las ricas. Jugosa. Los acompañamientos, sobre todo la crema pastelera, completan un buen postre.


Me he animado hoy a tomarme una copita de un dulce que me gusta muchísimo, un moscatel Ochoa. Navarro. Mi compi tiene mucho de esa tierra pero, a pesar de su “golosonería”, no le va este tipo de vinos.



Venía yo ya con la mente dispuesta a probar un vino. Tiene todos los puntos a su favor para gustarme. Albariños y ribeiros, sobre todo algunos de ellos suelen ser de mi gusto. A Pita Cega, cosecha 2013. Mitad albariño y mitad treixadura. De la bodega Lagar de Sabariz en Ourense.
La filosofía de la bodega al crear este vino es “curiosa” en algunos aspectos. Botella ecológica, corcho natural de bosques protegidos, las uvas se trabajan en biodinámica. Al parecer las viñas producen poca uva pero muy sana.
El vino se cría durante un par de meses sobre sus lías y luego permanece en depósitos de acero inoxidable hasta la siguiente vendimia.
Parece ser que la añada 2013 no fue fácil para la recogida de la uva. Por una climatología no demasiado favorable no maduró todo lo debido y la acidez de este vino teóricamente está más marcada.


Dicen algunos de mis compis que saben mucho de estos asuntos que este tipo de vinos son de los que de una botella a otra pueden tener mucha diferencia. Quizás a mi me haya tocado una de las “menos buenas”, quizás es que tenía tantas expectativas puesta en él que me ha defraudado un tanto. Decir que no me ha gustado sería mentir. Pero esperaba más. O también es posible que las comparaciones, cosa imposible de evitar me hayan jugado una mala pasada. Por el precio, 32 euros, creo que hay alguna cosa más interesante. Tal vez tenga ocasión de probar alguna otra botella y las cosas sean distintas.
Con un cortadito y una infusión damos la velada por terminada. Buen producto, bien tratado y un precio justo hace que sea un local digno de visita.
El total abonado ha sido de 106 euros.

Página web del restaurante: www.kaskagorri.com

7 de octubre de 2016

RESTAURANTE VELO DE FLOR (ZALLA): Y allá va la "despedida".

Desgraciadamente no me ha dado tiempo a despedirme como es debido. Me dieron la mala noticia de su cierre y les prometí nueva visita, incluso reservé una botella de vino para la ocasión pero entre una y otra cosa no ha podido ser.

Una mala noticia para los amantes del mundo del vino. No hay por las proximidades locales que traten al líquido elemento como lo hacen aquí. No hay enamorados de este mundo.
Al menos tenemos también buenas noticias, hay algún proyecto en mente y nada menos que el la “capital del mundo”. Esperamos novedades y por supuesto que por allí pasaremos en cuanto el asunto tome forma.

Nos acomodamos en su pequeño comedor y enseguida somos atendidos por Laura con la que tratamos del asunto sólido de la velada. Que ella nos comente lo que nos puede ofrecer hoy.
Alvaro por su parte se “pierde” en su bodega para pensar un poco lo que podemos beber hoy. Conoce bien mis gustos y algo se le ocurrirá.
Comenzamos con un par de croquetones de jamón y txorizo. De tamaño XL. Crujientes, jugosos, sabrosos, estupendos.

Pasamos ahora a unas papas aliñas con tronco de bonito, vinagreta de cebolla y pimiento verde. Cuando el producto es bueno y la mano es “mimosa” el resultado no puede ser sino estupendo. Me encantan las patatas, me encanta el bonito, me gusta la vinagreta. ¿Puede pedir uno más? Pues no. Estupendo plato y muy consistente, por cierto. Incluso Marijo, una “glotona” de las buenas, comenta que con esto no te quedas precisamente con hambre.

Degustamos ahora unos mejillones con tomate casero. De nuevo buen género y ese tomate que está para mojar pan. Plato con poco misterio pero que nadie diga que es sencillo. Todos habremos comido bastante peores. En esta ocasión están para chupar dedos “a manos llenas”. Riquísimos, la verdad. Damos buen uso de los estupendos panes e incluso, a pesar de mi “negativa”, repetimos.

Terminamos el asunto con una carne con tomate. Qué recuerdos me trae este plato. Mi amatxu era una excelente cocinera. Todos decimos lo mismo, pero la mía además de en casa, lo fue en algún otro sitio y con fama ganada. Más de una madrugada, llegando a casa con el periódico bajo el brazo, me encontraba esa cazuela con carne con tomate y ni siquiera calentarla, sin sentarme, pan y tenedor y a ponerme las botas. Ya llegaría el “tirón de orejas” al mediodía pero….

Los pimientos verdes de los que me comería dos docenas sin problema alguno. Que manjar. 

Hoy hemos elegido entre cuatro botellas que Alvaro nos ha ofrecido, una ya la he bebido en una de mis catas de cuadrilla y otra descansa en mi pequeña bodeguita a la espera de un buen momento.

La que hemos bebido hoy ha sido concretamente un Ribeiro, un Coto de Gomariz añada 2011. 70% Treixadura, 15% Godello, 10% Albariño y 5% Loureira.  De color amarillo con toques verdosos. Aromas a fruta pero con una mineralidad bien marcada. Curiosamente me aparece un ligero dulzor pero la acidez es maravillosa e invita al trago pausado. Cuerpo sobrado, de esos vinos que pares “masticar” más que beber. Cada día me aguanta más una botella, cada día disfruto más del trago pausado. No tendré ni idea de vino pero que me quiten lo “bailao”. Un estupendo vino que nos hace pedir un poquito queso acompañado de unos trozos de membrillo. Estupendo queso Idiazabal con la que el Ribeiro “casa” estupendamente.

Un pan de cafecitos y un agradable rato en la barra del bar. De esas charlas donde los problemas del mundo tienen fácil solución. El total abonado hoy han sido 65 euros que teniendo en cuenta el vino degustado me resulta un precio de lo más arreglado.Una pena que tengan que cerrar. Pero por otra parte la alegría de saber que les veremos en otra ubicación. Con ansia esperamos noticias. Pues allá va la despedida. Eskerrik asko Alvaro y Laura por los momentos vividos. Al menos, con esto de las redes sociales, “siempre estaréis aquí”. Que la vida os depare un buen futuro. Hasta pronto.