28 de agosto de 2016

LA ROCA (BILBAO): Es lo que se lleva ahora......

Que las cosas están cambiando no hace falta que lo diga yo, locales a diestro y siniestro, todos ellos se dan un aire….. Locales donde premia más el asunto de los pintxos y el picoteo que el de platos en mesa.
Este es uno de ellos, local de buen ambiente con una barra más que “insinuante” . No obstante ofrecen la posibilidad de comer en mesas y con una oferta bastante decente.


Yo ya eso de andar de pintxos como que no me va demasiado. Prefiero sentarme tranquilamente en una mesa, sin prisas. Así que nos decidimos a probarlo puesto que ya son muchas veces de tomar algo allí.
En su página web ellos se definen como un espacio de gente que disfruta haciendo disfrutar a los demás. Como declaración de intenciones la verdad es que no está nada mal.


Decoración moderna. Mesas con manteles de papel. Vajilla y coperío correctos. No tienen sensación de “pequeñez”, correcta separación entre mesas y desde luego la camarera que hoy nos atiende es de lo más agradable, por cierto.

Nos decidimos aprobar un par de platos que son más bien raciones que también puedes pedir en barra. Dos maneras diferentes de conocer sus huevos a baja temperatura.


Por un lado con hongos y por el otro con bacalao. Desde luego que han sido los platos de la noche. Están muy ricos. La yema en su punto. De excelente calidad, con ese color inconfundible.



Una ensalada correcta, sin más. Quizás demasiado verdor……


Aran se pide un entrecot con patatas, La carne en el punto en que ella la pide, un poco más hecha de lo normal. Tiene mucho sabor y está bastante tierna. Las patatas más a mi gusto que al suyo puesto que saben más a patata por el modo en el que están cortadas. Pero están ricas.


Yo, que me pierde mucho con la casquería, me decido por unos morros en salsa. Un plato correcto. Demasiado tiesos. La salsa está también a un nivel de aprobado. No ha me han hecho pasar el rato que suele gustarme untando pan sin conocimiento.


No tenemos demasiado espacio para postres así que nos vamos directamente a por una infusión y un correcto cafecito.



Para acompañar la cena os hemos decidido hoy por un par de copas de un blanco fermentado en barricas de roble, concretamente un Tierra de Labastida. Mezcla de Viura, Garnacha blanca y Malvasía. Medianamente afrutado y con toque de madera pero sin sobresalir. Correcta acidez.

También tomamos un par de copas de Privat Brut Nature, correcto cava que nos ajusta estupendamente los asuntos gástricos.

Por todo ello hemos pagado 54 euros. Creo que es un sitio donde se puede hacer una parada y disfrutar, quizás mejor de su estupenda barra de pintxos y su más que correcta oferta de vinos por copas.


Su página web: www.larocabilbao.com

14 de agosto de 2016

RESTAURANTE VIURA (VILLABUENA DE ALAVA): Notable cocina en un sobresaliente entorno.

Hay que aprovechar esta climatología tan tropical que tenemos estos días. Temperaturas de las que “me secan” pero que a alguna le dan más de una alegría. Hoy hemos visto 36 grados.


Hace años que había visto este restaurante en mi constante indagar por  las redes pero la recomendación de Josean me disipa cualquier duda existente.  Así que llamo para reservar y arrancamos hacia esa parte de nuestra provincia tan distinta de la zona Cantábrica. Vamos con tiempo, que primero tengo que localizar el local. Una vez con la certeza de poder llegar a la hora nos vamos hasta Laguardia a tomar un pote en sus frescas callejuelas. Precioso anochecer rodeados de viñedos y bodegas.


El hotel-restaurante es, sin duda, impresionante. Un diseño moderno. Un espacio que parece sacado un tanto del futuro entre casas de “algunos” años más. Junto a la iglesia, casi un adjunto a ella. Pero no destaca sobremanera, parece mimetizado en el ambiente.


Un comedor precioso, con maravillosas mesas donde se percibe que estamos en tierra de vinos. Todo perfecto. Mesas, vajilla, coperío, cubertería……Amplios ventanales, el techo lleno de barricas de vino.


Nos acomodan en nuestra mesa y nos acercan las cartas. Como no puede ser de otra manera dejo que Aran vaya echando un vistazo al asunto del comer mientras yo me doy un pequeño “paseo” por la del líquido elemento. Me preguntan si necesito ayuda y aprovecho. Le digo que estamos donde estamos, que quiero un vino blanco, uno con crianza y si puede ser con algún año en sus espaldas. El me comenta que le estoy describiendo un Tondonia. Razón no le falta pero quiero probar alguna cosa distinta. 


Así que tras pensarlo un momento me recomienda un Tierra Fidel. Cosecha 2012. Dice que los clientes no suelen pedir precisamente vinos “viejos” así que no suele tener oferta de ellos. De sobra sabemos que el público en general es de blancos jóvenes. Buen servicio de comienzo, con presentación, descorche y pequeña “cata” para después presentarnos unas cojonudas copas. Rechazo la cubitera puesto que tiene una temperatura suficientemente baja como para darle aún más frío. La recomendación del bodeguero es de beberlo a 13 grados.
Un vino con un 20% de garnacha blanca, otro tanto de Viura y Malvasía y el 40 restante de otras variedades. Con 13,5 grados de volumen de alcohol.  Crianza sobre sus lías. En barricas de roble francés.
Presenta un amarillo pajizo. La nariz no es en mi opinión demasiado afrutada y tampoco se percibe en exceso el toque de madera. Creo que es un vino que necesita un tiempo para disfrutarlo en su justa medida, va ganando puntos a medida que trascurre la cena. Ciertamente me ha gustado bastante. Una entrada potente y una acidez muy considerable que invita a beberlo tranquilamente, es graso.


Se nos acerca uno de los camareros con lo que va a ser nuestro aperitivo. Colocado en una hoja de periódico nos presenta una especie de “mortadela” italiana. A la vista parece “cabeza de jabalí” pero sabe a mortadela rica, muy rica. Con una especie de tostada de pan y unas cremas que no recuerdo. Recomendación de enrollarlo y colocarlo en el pan. Ciertamente estaba muy rico. Pena que no hay foto.


Nos colocan en mesa un pan que tiene una pinta…. Pan blanco con un toque de vino blanco. Además nos ponen en un plato un estupendo aceite de oliva de mucha intensidad y un par de recipientes con sal gorda. Lógicamente de Añana, Gruesas escamas, normal la una, de vino tinto la otra. Esto con una tableta de chocolate…… para una merienda gozosa.

Compartimos dos medias raciones de entrantes. Por un lado unas verduras de verano en su punto con jugo meloso. Realmente están en su punto. El jugo hace que uno comience a dar cuenta del estupendo pan.  Me sorprende mi compi, de comer un tanto “adolescente”, disfrutando de ellas.


El segundo entrante es ya un tanto más de “diseño” dentro de su clasicismo. Cremoso de patata nueva y ensalada de txangurro. Eso sí, lleva unos toque distintos que le dan un punto interesante. Un jugo de carne y cigala, un mar-tierra que de nuevo me hace utilizar ese pan para dar cuenta de ello.


Aran ha tenido alguna duda a la hora de elegir su plato principal. Se anima al final con un taco de rape asado. Lleva un caldo de panceta con un ligero toque picante, unos noodles y un poquito de caviar coronando el plato. El pescado está muy rico. En ese punto del rape un tanto “tieso”. La especie de sopa en la que descansa es, desde luego, algo distinto a lo habitual. No ha terminado de enamorar a mi compi. Tampoco es un asunto sencillo conseguirlo. Me parece un tanto arriesgado el plato para el público en general. De todos modos está sabroso, jugoso y rico.


Yo he leído eso de Manitas de cerdo guisadas como antaño y he sido incapaz de resistirme. Una ración más que generosa. A tener en cuenta que están deshuesadas. Todo lo que se ve es aprovechable. Echo mano de esa sal que tengo en mesa para darle un añadido que creo que lo necesita. Están tan ricas que termino degustándolo yo también como antaño. ayudado de ese pan blanco y a dos manos. El camarero al recoger el plato me dice que ya ha visto la cara de “disgusto” que tenía al comerlas. Un rato de esos que hace que esta afición sea cada día más apetecible.


Los postres son elaborados por lo que te recomiendan pedirlos con antelación. No tenía yo muchas dudas de lo que íbamos a comer y no he fallado. Así que nos decantamos por Nuestra tarta de manzana, toffee, crema madame, hojaldre y helado de sidra. La manzana estaba amarga. Le comento a Aran que un poquito de azúcar le hubiese venido muy bien.  De todos modos al juntar los ingredientes el resultado final es muy agradable. Esa crema madame, una especie de crema pastelera con un toque a vainilla muy goloso. El helado de sidra con sabor intenso.


Nos tomamos los correspondientes café e infusión y como somos de beber pausado, tenemos aún una copita de vino para disfrutar en esa romántica terraza exterior. La temperatura es la ideal aunque alguna ya necesite esa “rebequita”.
El precio total ha sido de 107 euros y tengamos en cuenta que el vino son 33 euros por lo que la cena me parece muy ajustada. Buen precio.


El entorno sube en este caso más de un punto a la experiencia. Cogemos la carretera, viñedos y bodegas por doquier.  Hemos tenido mala suerte, no se nos ha cruzado ninguna “lágrima de San Lorenzo”. Hora y pico más tarde disfrutamos de la frescura que ha traído la brisa. Estupenda experiencia. Gracias Josean por la recomendación  Su página web: www.hotelviura.com

12 de agosto de 2016

ASADOR HORMA ONDO (LARRABETZU): Buenas vistas, mejores brasas.

Como ya me conozco, salimos con tiempo suficiente. Primero tengo que “encontrarme” y después, una vez asegurado el asunto, ya volveremos a la hora convenida. Así que nos acercamos, “casi” sin equivocarme, hasta la entrada que comparten el Horma Ondo y el Azurmendi.
La cuesta que hay hasta el primero es un tanto más complicada pero hace un día precioso y las vistas merecen la pena.


Reservamos una mesa y nos acercamos hasta Larrabetzu a tomarnos algo en una de sus terrazas. La climatología invita.  En estos pueblos pequeños los ·”forasteros” siempre provocan curiosidad….
Después de un buen rato y de un par de zuritos sin, nos acercamos de nuevo hasta el restaurante. Al mediodía ha habido una boda, de fotógrafo, Luis, conocido mío, uno de los socios de la Taberna de Arakaldo, ya comentada en este blog.
El comedor es muy bonito, mesas muy amplias, con estupenda separación entre ellas, muy bien vestidas, vajilla y cristalería de calidad.



Se nos acerca Mikel, nos cuenta un poco las opciones que tenemos de carta y las de fuera de ella. Algunas “demasiado” atractivas como para rechazarse.

Estupendo pan, de corteza crujiente que invita a ser “maleducados” y no esperar. Mientras estos pobres dientes ya un poco tocados me lo permitan…..

Con la compañía de hoy sé que con un buen cava tengo éxito asegurado así que una botellita de Gramona Imperial que nos va a permitir disfrutar estupendamente de cualquier plato que nos pongan delante. Prefiero quedarme con las estupendas Schott que tenemos en mesa.

Nos obsequian con un aperitivo en forma de una pequeña cuchara de salmón y puerro. Mi suerte es doble, Aran no es amiga ni de lo uno ni de lo otro así que… para mi todo.


Continuamos con una ración de pimientos verdes. De tamaño mediano y sin absolutamente nada de “gabardina”. Casi para comerse hasta el rabo. Lo acompaña un poquito de sal por si las moscas pero están suficientemente ricos y no necesitamos añadidos. Me pongo las botas puesto que mi compi tampoco es que precisamente disfrute demasiado con ellos. Guapo no seré pero “listo” para los “recaos”….


Una ración de almejas finas a la plancha. Emplatadas individualmente. Maravillosas. Cojonudas. De estupendo tamaño y con el punto exacto. En esta ocasión la que tengo delante no deja ni una pizca. Le gustan tanto como a mi. Tienen un precio un tanto prohibitivo pero creo que de cuando en vez merece la pena.


Arantza es tremendamente carnívora y en cuanto ve lo de solomillo a la brasa no lo duda ni un momento. El “problema” es que es de carne hecha. Mira que nos lo sacan de primeras con un color impresionante pero en cuanto ve que algo “rojo” campea por allí, les pide que se lo pasen un poco más. Una pena. La parrilla que traen es simplemente para mantener un poco el calor, no lleva prácticamente brasas.


De todos modos la carne está de película. Riquísima, tierna. No tan jugosa como yo quisiera pero no por la calidad, por el “repaso” obligado. Lo acompañan unas buenas patatas fritas caseras y una ensalada de lechuga y cebolla maravillosamente aliñada para mi, no tanto para "alguna" que es poco "vinagrera".


Yo me he comido una ración de kokotxas de merluza también a la plancha. Estas tampoco es que precisamente estén “baratas” pero este tipo de producto si es de calidad superior hay que pagarlo.
Están en su punto exacto. Con sabor intenso. Gelatinosas como es menester. Da pena que se terminen.


Curiosamente la que no puede más no puede pasar sin postre, así que se anima con una tarta de queso con helado de pistacho.
De nuevo es de ese tipo de tarta de queso que yo considero que no lo es. Pero está hecha en casa. Está muy rica, la verdad es que sí. En este caso dejo que ella disfrute de ese dulce que en la parte salada he salido yo ganando.


Un buen café y una infusión. Saludo a la camarera que conocí en la anterior visita. Como dije entonces, una “paisana” que nació “tan sólo” a dos mil kilómetros de aquí. Por cierto, después de 3 años se va a hacer una visita a su familia, buen viaje.
El precio ha sido de 139 euros. A tener en cuenta el cava que ya son 25 y que hablamos de un producto de calidad un tanto fuera de serie y que ya de por si no es precisamente barato.   Su página web: www.asadorhormaondo.com

7 de agosto de 2016

RESTAURANTE GU2 (BILBAO): Los "copilotos" también saben conducir.

Un años de su apertura en la capital y de mi cena así que creo que ya era hora de volver a comprobar como van las cosas. Es viernes y es agosto, sabemos que no es época de demasiados agobios a la hora de cenar. La parte de barra y terraza tiene hoy mucha más gente que el comedor en sí.


Los “jefes” están disfrutando de un merecido descanso antes de el “agobio”” de las próximas fiestas de Bilbao así que hoy nos atienden los “segundos”. Pero el barco ha quedado en buenas manos, lo hemos podido comprobar.
En sala un encantador joven de Elorrio, Hodei. De los camareros más amables y atentos que he conocido,  Y en cocina, creo haber escuchado Alex….. hace las cosas bien, sin duda.


Me gusta su comedor. Pequeño pero bien amueblado. Me encanta esa puerta corredera que me da quebraderos de cabeza puesto que es una opción estupenda para cerrar mi pequeño porche y ahí le ando dando vueltas……

Comenzamos con un aperitivo en forma de ensalada de bogavante. Cojonudo comienzo, muy suave y sabrosa. Evidentemente no usan la lechuga para llenar el plato. Para ser un aperitivo, muy consistente.


Continuamos con unas piparras verdes fritas. De tamaño bocado. Una “pena” para mi pero una alegría para mi hijo. No pican. Pero están para comer …… mil. Buen producto. Me encantan.



Hemos pedido una de pulpo. Muy rico y sobre una base de crema de patata que está finísima. Casi superior al pulpo.  


Disfrutamos ahora de unas cigalitas. Están impresionantes. De este plato poco podemos contar. Sin más. Cuando el producto es de buen nivel y el trato es bueno, el resultado no puede ser más que genial.


Nos han ofrecido un rape y no lo hemos dudado. De tamaño suficiente para dos buenas raciones. Cómo se nota la diferencia entre pescados “corrientes” y pescados de calidad. Textura, sabor…… Las estupendas patatas panaderas que lo acompañan están para “pelearse” por ellas. Foto superior el "bitxo" completo.




Hoy hemos probado un nuevo txakoli. En Otxaran han decidido subir un nivel y aunque ya tenían un buen txakoli, ahora, fermentado en barrica, se han animado a sacar al mercado el Lainoa (niebla).  


Este no puede ser de añadas viejas, no las hay. Tiempo al tiempo que en casa tengo una botella y habrá que dejarla “reposar” algún tiempo para ver su evolución. He comentado con Ioritz que no sé yo si sería capaz de distinguirlo de un buen “UNO” o de un “7”. 


Tampoco soy un experto pero me ha recordado mucho a estos dos txakolis. Nos ha gustado. Fresco pero con estupenda acidez que invita a seguir bebiendo. Servido en estupendas copas de calidad Schott concretamente.


Como siempre que nos queda un poco de vino, una ración de queso nos parece una estupenda opción. Media de Idiazabal y media de manchego. Ambos de buena calidad y de buen sabor. Hoy ha “ganado” el de casa en nuestra opinión.



Un cafecito y a otra cosa, mariposa. El precio abonado por todo ello ha sido de 102 euros. El vino son 21 luego la comida nos ha salido a 40 `por barba. No quiero repetirme mucho pero sigue pareciéndome un precio justo. Todo a buen nivel.