13 de noviembre de 2016

RESTAURANTE NIDO (BILBAO): El que buen vino bebe, a beberlo vuelve.

Lo que para muchos no es “nada”  para otros lo es “todo”. La carta de vinos de un local es algo que puede hacer que vayas o no a visitarles. Así que teniendo ganas de probar un par de vinos en concreto y sabiendo donde encontrarlos, he hecho dos visitas casi seguidas al restaurante El Nido de Bilbao. 

El primer día acudo acompañado de Aran, encima ha tenido comida de kurrelo y más bien poca hambre hay. Así que compartimos una ensalada, con un nombre “impresionante”: Ensalada Bilbao. Preparada como debería ser habitual. En trozos pequeños, no esas “sábanas” de lechuga que te sacan por ahí que obligan casi a pedir unas tijeras para poder degustarlas. Lleva langostinos, huevo cocido, rape, cebolleta, pulpo, lechuga y tomate. Estupenda ensalada.

Necesitaba yo “cenar” algo y me recomienda un plato consistente en unos hongos con foie, con yema de huevo y unos espárragos trigueros. Desde luego que ha cumplido con mis expectativas. Buenos productos todos ellos. Riquísimos los hongos y un placer mezclarlo con la yema. Como no he tenido que compartirlo me ha servido para quedarme satisfecho en asuntos salados.

De postre Arantza se come un helado de mandarina. Aquí hay helados muy buenos, de excelente calidad y este es un claro ejemplo de ello. Riquísimo y con un impresionante sabor a mandarina.

Yo he escuchado lo de tarta de queso al horno y ni lo dudo. Pues me ha encantado. Está muy jugosa. Sabe a queso pero no a un queso demasiado potente. Textura esponjosa. Sin añadidos de mermeladas ni nada que disimule su sabor. No los necesita. Muy rica, en serio.



El tema del vino iba por probar un albariño, al final han sido dos. De la misma bodega pero con diferentes crianzas. Uno sobre sus lías y el otro con añadido de “estancia” en froudes de roble francés. Ambos de la misma cosecha, 2010. Evidentemente yo me quedo con el de larga crianza. Se nota esa madera pero se “lleva” muy bien. No molesta. De la D.O. Rías Baixas, del sur de Pontevedra, de la Finca Quinta Gaviñeira. 


Tratados de manera muy natural. Sin uso de productos químicos, con vendimia manual y selección de racimos. Su nombre Angel Sequeiros, Foudre y Lías. Vinos muy ricos ambos. Creo que el Foudre aguantará unos cuantos años más en botella y espero tener la ocasión de repetir, aunque su pequeña producción no me lo van a poner demasiado fácil. Me ha parecido un vinazo. 



El segundo día me acompaña mi retoño. Con este ya es más fácil pedir. Tiene buen apetito. Prefiero que sea Iratxe la que nos recomiende algo para cenar. Así que empezamos con una burrata con trufa, tomatitos y buen aceite de oliva. La burrata (traducido mantecoso) es un queso fresco italiano. Es como una “bolsita” de queso que lleva dentro la “masa” de los cuajos. Por sí sola no dice gran cosa pero con buenas compañías gana y mucho. Rico comienzo.

Nos comemos ahora unos berberechos que poco tienen que envidiar a las almejas. De excelente tamaño y de cojonuda calidad. Como dice mi compi, aita, esto sabe a …. Mar. Pues efectivamente. El “caldo” para mojar pan.

Unos pimientos rellenos de txangurro con una estupenda salsa. Buenos pimientos y buen relleno, sin “tacañerías”. Finos, suaves.

Carrilleras con puré de patatas. También muy ricas. La salsa de nuevo invita a untar. El puré de patatas con un toque de trufa y de pimienta negra. Otro plato para disfrutar.

Y como no podía ser de otro modo y teniendo la compañía que tengo, terminamos el vino con una tabla de quesos. Una pena no haberme quedado con los nombres. Muy cremosos los dos primeros pero con buen sabor. El tercero con un toque reseñable de trufa que le hace a uno casi olvidarse de que es un queso y el último y más potente un queso que no es azul, no. Más bien un estilo Cabrales. Potente pero con esa potencia no tan salvaje. Se deja comer. Hoy me hubiese hecho falta un poco de membrillo pero ni retoño lo odia.

Al parecer se cambian de local. Se les ha quedado pequeño. Se van bien cerquita de aquí, frente a uno de mis favoritos. Algo están haciendo bien, sin duda. Buena cocina, buenos vinos y un trato muy amable tienen “la culpa”. Volveré, tengo que “engañar” a alguno para que me “ceda” uno de esos espumosos que tiene por ahí guardados. La primera cena han sido 81 euros incluídos los 30 del vino y la segunda 115 con los 25 del albariño.  Su página web: www.nidobilbao.com

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