1 de septiembre de 2016

LA CASITA DE SABINO (BILBAO): El Rey reina pero no gobierna.

Me parece increíble las veces que habré podido pasar yo por la puerta de este local sin darme cuenta de lo que realmente era. Había leído cosas muy buenas del restaurante y lo tenía en mente desde hacía ya mucho tiempo.

Por fin, para despedir el mes de agosto como es menester y acompañado por mi retoño, reservo mesa en La Casita de Sabino. Por cierto, un miércoles noche y el local está abarrotado, creo que ninguna mesa ha quedado libre. Me gusta el cartel, me gusta eso de que den de comer y beber, a eso venimos.


Desde la calle no puede uno pensar lo grande que es el comedor. Correctas mesas, manteles de papel. El servicio muy atento y amable y el propietario en todo momento pendiente de que todo vaya viento en popa.
Un expositor lleno de buen pescado y marisco nos dice a las claras lo que aquí hay que pedir. Me han dicho que aquí bordan el rey y con esa intención iba yo pero al pedir opinión nos han comentado que cualquier pescado aquí está impresionante. Al final nos decidimos por uno en concreto y en base a su peso pedimos alguna cosilla suave para ir haciendo boca.




El pan correcto, sin más. Servido en cantidad mucho más que suficiente.
En cuento a los vinos, la carta no está nada mal. Hoy, sabiendo que también voy a finalizar la cena con algo en concreto, me decanto por las burbujas. Veo que tienen el Taittinger a un precio estupendo así que disfrutaremos con un vino que ´sé sobradamente que va a cubrir nuestras necesidades.

Burbuja abundante, se queda un rato “pegada” a la copa. Estupenda nariz cítrica, fresco de ganas, con una acidez muy suave pero presente. Es voluminoso en boca. Invita a mantenerlo, invita a disfrutar despacio de sus aromas, a no tener prisa para terminarlo. Me gusta cada vez más el asunto de los espumosos para acompañar las cenas.


Nos obsequian como aperitivo con un salpicón de pulpo. El aceite está cojonudo. Una arbequina navarra. De sabor potente pero no exagerado. Además la tenemos en mesa para utilizarla si nos hace falta. Así mismo un recipiente de sal gruesa que no  necesitamos pero que es un buen detalle.


Continuamos con un surtido de marinados. Bacalao, atún y creo recordar que corvina. En su punto exacto. Salen “vírgenes” y nos lo riegan con el aceite de la mesa que marida a las mil maravillas. Me gusta ver como mi compi de hoy disfruta con estos manjares. Desde luego que yo a sus años era incapaz de atreverme con ellos. Todos muy ricos.


Nos presentan ahora la media lubina que hemos elegido. Kilo cien pesa nuestra mitad. Con unos maravillosos ajos de colofón. Nos sirven un trozo a cada uno y nos deja el resto en la bandeja. Nos comentan que si necesitamos ayuda posterior para el resto, no dudemos en solicitarla. No somos precisamente unos buenos “limpiadores” de pescado pero tampoco tiene demasiado misterio el de hoy. Somos capaces de degustarlo casi por completo. Menuda calidad……. Menudo modo de prepararlo. Sin “ostias” raras. En un aceite de excelente calidad. Está suave de ganas, está sabrosa…. Desde luego que baratos no están pero creo que merece la pena sin duda pagar por un pescado así. Una pena la calidad de la foto.


También me han dicho que aquí merece la pena terminar con una tabla de quesos. Una miradita ya he echado también a una tarta de hojaldre que además era de la zona de Torrelavega. Todos sabemos que por allí el hojaldre lo bordan. Lo digo además por propia experiencia. Creo que otro día me pasaré con alguien más “golosona”. Mi hijo es poco “postrero”.


Pues cuatro quesos distintos, muy distintos. Comenzamos con un queso con un toque de trufa. Queso más bien de “untar”. Nos encanta de primeras su suave sabor. Un comienzo destacable. Pasamos a otro que lleva uva, aunque también muy rico, de los cuatro ha sido el que ha pasado más “desapercibido”. El tercero es un parmesano italiano. Me encanta como se rompe este queso. Sabor muy potente, a “queso”. Sin tonterías. Y terminamos con uno que ya he probado en más ocasiones. Hoy, cosa graciosa, ha sido Ioritz el que ha disfrutado más de él. Recuerdo la vez anterior que dijo que era demasiado potente. Hoy me lo ha parecido a mi. Desde luego que desapercibido no pasa. Un Picón Tresviso.


Un cafecito en la calle, hace una temperatura estupenda. El total abonado ha sido de 119 euros, tengamos en cuenta que el champagne son 38, muy buen precio, por cierto. Creo que un sitio donde comer buen pescado, con buena atención y sin lujos. Volveremos a vernos, sin duda alguna. Su página web: www.lacasitadesabino.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario