4 de julio de 2016

RESTAURANTE MINA (BILBAO): Más ayeres que mañanas.

Tenía ganas mi amiga Marijo de venir aquí. Ella es quizás mi mejor compañera de andanzas. Una mujer "todoterreno" en lo gastronómico. Disfruta más que yo y eso ya es decir. Pero también tiene su criterio. Le gusta comer pero le gusta comer bien. 


No suelo ser amigo de comer en esos “modernos” mostradores cara a la cocina pero en esta ocasión quería que mi compi pudiese comprobar en persona no sólo que aquí se cocina muy bien, también quería que pudiese comprobar “in situ” que no hay trucos, que todo es vivo y que encima el rollo en esa cocina es maravilloso.
En el menú de este restaurante son fundamentales los productos de temporada. No siempre degustaremos lo mismo. Eso sí, algunos de sus platos míticos no desaparecerán tan fácil y espero tener la ocasión de encontrarme con ellos en el futuro.
La decoración está pensada para evitar distracciones. Sin coloridos fuertes, sin manteles llamativos, sin estridencias, suavidad visual para dedicarte a lo que realmente merece la pena, lo del plato.



Comenzamos eligiendo el vino. Nos traen la carta y en cuanto la abro y veo algo en concreto, dejo de buscar. Un vino que me gusta mucho y encima de una añada que merece la pena “descubrir”.

Gravonia crianza 1993. Un vino cien por cien viura, un riojano de calidad suprema. Es increíble que tras 23 años esto siga siendo un vinazo. Tengo que reconocer que a día de hoy este tipo de vinos me tienen totalmente enamorado y quizás no sea yo el más imparcial pero está impresionante. Un vino que hay que beber a temperaturas “altas”. Podemos así apreciar en su justa medida todo lo que nos da. Me quito el sombrero antes semejante sutileza. He disfrutado como un chiquillo de esta botella que ha acompañado maravillosamente incluso a los postres.



Poco voy a comentar los platos. La foto, su nombre y diré simplemente que del primero al último han causado sensaciónes:  Sabores, aromas, sorpresas, guiños…….

Entrantes: corteza de bacalao crujiente……. Crema de patata y yema de huevo….. La patata y yema de huevo para "morirse", literalmente.....riquísimo. Empezando así.... ¿puede uno superarse?



Mejillón, coco, citronella y tomate picante.



Txangurro en emulsión de yema y fruta de la pasión



Queso marino, jugo de champiñones y crujiente de pollo



Begihaundi a modo de risotto



Tuétano en guiso de rebozuelos. Simplemente decir que he dejado los cubiertos a un lado, he cogido el pan y lo he degustado “a lo bruto”, cual trozo de tocino después de unas buenas alubias. Puro “erotismo” culinario.



Atún rojo a la parrilla y antxoas



Merluza del Cantábrico sobre una velouté de hierbas y papa rota con limón



Molleja de ternera a la brasa, cerezas encurtidas y emulsión de queso curado. Una vuelta a su plato, han conseguido mejorar algo que ya era extraordinario.



Primer postre… Mar. Pura frescura que limpia el paladar para prepararlo hacia el mundo dulce. Muy bien conseguido, refrescante a más no poder.



Plátano, café y oliva negra. Un “viejo conocido” que consigue tras mezclar todos los ingredientes que lo que parece destinado al divorcio llegue sin problemas a las bodas de oro.



 Como no podía ser de otro modo nos obsequian con un tercer postre, uno de los platos que digo míticos, el Sabayón de azúcar moscovado, sorbete de naranja y yogur de cítricos. Nadie quiere perderlo de vista, que siga siendo así.




Dos estupendos cafés con unos ricos detalles en forma de gominolas de frutos rojos, galletitas de mantequilla salada y unos bizcochos de avellana.





Un buen rollo con todos los protagonistas de la noche. Unas cuantas celebraciones hoy. Simpatía, profesionalidad…… Creo que Mina y su equipo sigue siendo, sin duda alguna, la mejor referencia de la capital en su tipo de cocina. Merece la pena y la merece mucho. Gracias a todos ellos por lo vivido.



El total abonado hoy ha sido de 209 euros que me parece una ajustadísima relación calidad-precio.  Su página web: www.restaurantemina.es 

Al salir hemos tenido la ocasión de presenciar un espectáculo de unos ágiles jóvenes franceses que nos han contado una bonita historia. La frase que da título a este post es de ellos. Me ha impactado. Realmente es así, “me quedan más ayeres que mañanas” pero eso sí, cené "un ayer" en Mina, mañana………..



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