29 de enero de 2015

LOS MEJORES....... DE BILBAO? (Pollo asado y sandwich).

Muchas veces, es lo bueno de tener mucho tiempo libre, me dedico a indagar por la red. Me gusta escribir eso de….. “el mejor…… de Bilbao”.  Los resultados pueden ser muy pero que muy curiosos. Así que en la medida de lo posible iré indagando poco a poco, iré visitando lugares y, sin pretender nada más que dar mi modesta opinión, iré colgando mis experiencias.



Comienza esta andadura con el mejor pollo asado de Bilbao. Y me llevan a el Rallye. Ya había visitado yo este local en un par de ocasiones, con buen tiempo. La calle en la que se ubica tiene muy buen ambiente.



No pienso valorar en restaurante en sí, aprovecho para mostraros el resultado de la visita en forma de fotos pero entendemos que es un sitio para ir a lo que se va, un sitio bastante arreglado en cuanto a precios y que nos permite disfrutar de la velada, siempre que tengamos muy claro a lo que vamos. No sólo de pollo asado vive el lugar aunque visto lo visto es la opción más generalizada.



Decir que no está rico sería mentir. Además esto de los pollos asados….. como prácticamente cualquier comida, no es matemática pura. Hoy está más turrado, mañana está un poco menos hecho, otro día está un poco seco……. Tremendamente difícil ser constante y menos cuando la demanda es tan grande.
La salsa es uno de los factores que marcan y mucho el resultado final de este plato y en este caso es jugosa y con un toque peculiar, al menos en el degustado hoy.



He comido mejores pollos y por supuesto que los he comido peores. Evidentemente para decir que algo es lo mejor de lo mejor, deberíamos probar y probar. Poder comparar con todos y cada uno y repito que como el resultado no va a ser igual todos los días, meteremos la pata. Desde luego que en este caso, siendo un buen resultado, no lo colocaría yo en el mejor de Bilbao y lo dejaría en… uno de los mejores, que así uno no mete la pata.



Paso ahora quizás, a un tema más “delicado”.  En este caso, el resultado de poner el mejor sándwich de Bilbao, nos lleva casi de cabeza a uno muy en concreto. El triángulo de El Eme.
Llevaba yo tiempo con ganas de cogerme un par de ellos para, en mi casa, tranquilamente, probarlos y poder así, hablar en primera persona y con propiedad, de su calidad o de lo que a mi me parecen.
Para más inri, es, a día de hoy, un tema de actualidad que está llegando a límites insospechados. Un bloguero ha conseguido, al parecer, crear una salsa muy parecida a la que ellos utilizan y a pesar de que en su blog ha dejado bien claro que le gustan los triángulos, pues resulta que por medio de unos abogados, el local le ha amenazado por “usurpación” de receta. Cada cosa que no pasa en esta vida…. Desde aquí mi solidaridad con Eneko y con la libertad de expresión y de investigación. Faltaría más.



Pasemos al resultado de mi “degustación”. Al llegar a casa y abrir el sándwich que por cierto de triángulo tiene bien poco, mi sorpresa es enorme al ver el producto en sí. Una hora de lechuga y una loncha de jamón york. Y por supuesto la famosísima y secreta salsa.
Aquí tengo que decir que las leyendas urbanas tienen mucho peso. Venden como rosquillas. Mira tú que bien. Me parece estupendo pero señoras y señores….. he probado no uno, he probado muchos que están, a mi humilde parecer, mucho más ricos, mucho más trabajados, con más “chicha”. Por ejemplo el de la foto.



Me gusta el picante. Además hay platos en los que no entendería jamás que no estuviese presente. Unos callos, unos caracoles. Esas guindillas para las alubias. Unos pimientos verdes con un poco de “alegría”……..   Pero en el sandwich no termino yo de “entenderlo”.  Allá cada cual con sus gustos.
En cuanto a las torres, más de lo mismo, en este caso la antxoa aporta un toque más característico aún y su “peso” hace que me sienta con una sensación de plenitud no acorde con la cantidad ingerida.



Así que en este primer acercamiento a “lo mejor de Bilbao”, no coincido yo del todo con la mayoría. Será que siempre he sido más bien de minorías.



20 de enero de 2015

RESTAURANTE AIZIAN: Tras la estela de la estrella.

Noche un tanto “especial”. No soy yo precisamente demasiado de "reyes". Soy más del carbonero. Será por afinidad social.
Día complicado para bajar a la capital pero sabiendo a que hora y por donde hacerlo, al final obtienes esa esperada recompensa de encontrar esos cuatro metros y medio aproximados donde ubicar el coche. Milagrosamente muy cerca de nuestro destino. 
Ya ha pasado la cabalgata y los padres y sus niños, ilusionados estos últimos, van retirándose hacia sus casas. Nosotros, para hacer tiempo, tomamos primero un cafecito y una copita de cava.
Quería yo hoy un sitio un tanto especial y aunque ya he pasado unas cuantas veces por aquí, el hecho de su reciente y muy merecida y a mi parecer tardía estrella michelín y además el haber tenido la infinita suerte de haber probado dos de sus nuevos platos, me afirman en pensar que es el restaurante que quiero que conozca Marijo.


Siempre he dicho que es uno de los restaurantes más elegantes que conozco. Sensación de tremenda amplitud. Mesas grandes, estupendamente vestidas. Vajilla de calidad, cubertería, copas de excelente tamaño. Además estos días la flor de Pascua luce en cada mesa.
El servicio es magnífico, profesional , amable y simpático y la jovencísima sumiller, con la que ya había tenido el placer de cambiar opiniones, una enamorada de los vinos, incluso del tinto de año, frío, eso sí. J
Nos acercan las cartas aunque yo vengo con la idea de cenar el menú degustación. Primero hago que mi compi eche un vistazo por si algo no es de su agrado. Es muy agradecida y una estupenda comedora así que no encuentra pega alguna y a por ello que nos vamos.

Para beber nos decidimos por un blanco que sé que me va a gustar. Un blanco de Rioja, concretamente un Allende 2009. Un vino de las varietales Viura y Malvasía y envejecido durante 14 meses en barricas de roble francés.

He leído por ahí que se recomienda su consumo entre 2012 y 2015. Pues creo que le he pillado en su momento óptimo. Está simple y llanamente espectacular. No soy ni mucho menos un experto pero uno, además de su corazoncito, tiene su propio paladar y me ha encantado. 
A día de hoy este es, sin duda alguna, el tipo de vino que más me gusta. Acidez ideal, es denso, casi diría que cremoso. No hemos usado la cubitera, estaba bien fresco y ha ido ganando a lo largo de la cena.

 La última copa, tomada después del café me ha hecho olvidarme de esos vinos dulces de postre que tanto me gusta. Cojonudo.

Nos acercan los panes para elegir. Tres tipos, a cada cual más rico. Marijo se decanta por uno rústico y yo, no tengo remedio, me tiro de cabeza a mi pan de maíz. Es un vicio. Repito, repetiré siempre, que me parece un bizcocho.
Como aperitivo nos ofrecen unos mejillones muy naturales sobre una salsa. Hay hambre y casi no nos da tiempo ni a verlos. Pero están riquísimos.


Comienza la cena en sí con una Sardina ahumada en casa sobre tomate texturizado y mousse de ajo blanco. Producto de excelente calidad. Esto es lo que es. El ajo está ahí pero se nota más su picor que su sabor. Suave, muy bien conseguido y que hace del conjunto un verdadero logro.


Llega ahora el que al parecer de mi compi ha sido “su plato estrella”, el Ravioli de cigala con sopa de hinojo y praline de avellanas. Hay que reconocer que está “divino de la muerte”. Menudo sabor….. marcado el sabor del marisco que destaca sobre el resto de ingredientes. Uno sabe lo que está comiendo porque lo pone en el papel que te dejan enunciando los platos pero uno, lo siento, sería incapaz de descubrir los sabores. A mi lo que realmente me importa es que lo consiguen. Consiguen que uno disfrute y que incluso cierre los ojos para apreciar mucho mejor esa perfecta conjunción saporífera.


Aparece ahora uno de los platos que tuve en honor de probar en Aretxondo durante la experiencia gastronómica a la que fui invitado por Gure Sukalkintza y que ha sido, ahora ya a mi parecer, el plato de la noche. La Lasagna de morros de ternera y sepia con jugo de txipirones y aire de pimentón.
Como sabor más destacable el del morro, sin duda alguna pero aquí “cada músico” hace su papel haciendo que la melodía final, suene de maravilla.
Un plato que al parecer está encantado a todo el mundo e incluso gente que tiene más bien problemas a la hora de comer morros, salga por la puerta diciendo que su concepto ha cambiado.


El primer pescado, el Taco de bacalao ahumado al momento con aromas de otoño, creo que “paga” el castigo de venir después de lo que viene, en mi modesta opinión, cambiaría yo el orden de los productos que quizás sí alterase el resultado. Está riquísimo pero como son sabores muchos menos marcados, el plato anterior le hace demasiada sombra. Repito, como no, que es mi modesta opinión.


Solucionado inmediatamente con otro de los platos estrella, el Salmonete a baja temperatura sobre manitas-begi y sopa de berberechos y tomates asados.
Una buena pieza, al punto idóneo. Ni más ni menos. Estupendo, sabroso, jugoso. Veo disfrutar tanto a Marijo con él que me permito pasarle un pequeño trozo para que siga disfrutando aún más. Muy rico.


Pasamos a la carne, Cochinillo deshuesado con puré de zanahoria y naranja y salsa de soja. Creo que yo ya había probado todos los platos pero este me sigue sorprendiendo. Una carne que hace unos años yo hubiese sido incapaz de comer. Pero aún recuerdo el primer sitio donde lo cené de esta guisa, en el Zaldiaran en Gasteiz y me sorprendió y aún hoy sigue haciéndolo. Está impresionante. Jugoso a más no poder y con este toque tostado de la piel que hacen un conjunto maravilloso. No quitéis jamás este plato de la carta, por favor. Es uno de los mejores que he probado jamás.


Nos llega ahora el primero de los postres, curiosamente, mi compañera no es excesivamente de dulces y además la cena no ha sido precisamente excasa pero a lo tonto, da buena cuenta del plato. Un Souflé de pistatxos y chocolate blanco. Dulce, muy dulce. Me gusta. Casi pienso en mi leche condensada….. el helado que acompaña es más amargo y la mezcla gana puntos. Un buen postre que yo hubiese preferido dejar para el final.



Y para terminar otro de los platos nuevos del menú, otro de los degustados en Aretxondo, el Helado de café sobre milhojas de manzana verde y crema de gatzatua. Este postre es más ligero, mucho más fresco, por eso digo lo que de que hubiese comido este antes para romper con lo salado y quedarme con el dulzor del Souflé pero de nuevo demuestran mucho arte en cocina. Un plato con muchos ingredientes que consiguen llevar al conjunto a lo más elevado.



Salgo a tomar un poco el fresco y echar un poquito de humo. El vicio es el vicio y al llegar me encuentro con los detalles “fin de fiesta”. Las ya más que típicas tejas de este restaurante que están simplemente riquísimas y unos trozos de turrón muy adecuados para las fechas. No tiene uno precisamente hambre a estas alturas, el menú es consistente, mucho más que suficiente tanto para probar su cocina como para salir satisfecho.



Un par de riquísimos cafés y ese último trago a esa botella de blanco me hacen salir por la puerta con el convencimiento de que volveré y con el convencimiento de que los 173 euros abonados han merecido la pena.
Esa estrella ha tardado, en mi opinión mucho, pero está ahí y esperemos que para mucho tiempo y si viene otra…. pues mejor que mejor. Zorionak de nuevo a todo el equipo por ese logro.       Su página web: www.restaurante-aizian.com

10 de enero de 2015

RESTAURANTE MIGAEA (GETXO): Elegancia a precios populares.

Son fechas muy complicadas y tras algún intento fallido para cenar en alguno de los que tengo pendientes en Bilbao, al final me decanto por visitar este restaurante de Getxo que ya he visitado en un par de ocasiones,
Siempre que como en este local, viendo su elegante comedor, pienso en otros tiempos. Estamos donde estamos e imagino aquí a ciertos personajes de “cartera muy alegre” dándose unas tremendas comilonas sin preocuparse demasiado de la cuenta final.
El local es elegante. Tiene una terraza cubierta de la que ya he disfrutado y el comedor es muy elegante. Quizás ya un poco demasiado clásico pero a mi personalmente me gusta el estilo. Mesas de tamaño amplio, estupendamente vestidas, indiferentemente de la opción que elijas vas a comer igual de cómodo. No puede uno comer todos los días una hamburguesa en semejante entorno.



Ahora las cosas han cambiado y mucho. Por lo pronto el restaurante ofrece opciones que hace tiempo no era necesario ofrecer. Menús incluso de hamburguesa, eso sí, con champagne.



 Tiene un menú degustación y uno por el que hemos optado hoy, llamado “de todo un poco” que supone 35 euros todo incluído. Además dan la opción de cambiar el vino descontando el precio del del menú, cosa de agradecer cuando no te da lo mismo lo que beber.

Nosotros nos decantamos por un txakoli que no conocía, concretamente un Berroja. Elaborado con un 80% de Hondarribi suri y un 20% de Riesling y macerado sobre sus propias lías durante unos meses. De color amarillo pajizo y realmente suave. Nariz afrutada, paso por boca muy agradable y muy poca acidez. A Arantza le ha encantado lo cual quiere decir que es un vino muy fácil de beber.

Buenas copas y buena vajilla. Al cambiar de vino también nos cambian las copas. Le comento que si está frío no es necesario que nos traiga la cubitera pero al final la coloca dejando el vino fuera por si nos es necesario más tarde. No la utilizamos.
Mi compañera bebe agua, es mujer sana así que una botella mediana de Bezoya y dos panes tipo chapata, normalitos, decoran la mesa antes de la llegada del primero de los platos: 

Rodajas de tomate trufado. No estamos precisamente en tiempos del tomate. Cortado en rodajas finas, muy finas. La piel está dura, cosa normal, así que estorba un tanto. El sabor está muy logrado, muy sabroso.



Le toca ahora el turno a las Láminas de magret de pato con virutas de foie y reducción de Pedro Ximenez. Bonita presentación y conseguido conjunto. Eso sí, el corte es excesivamente fino, todo ello no llenaría una cuchara sopera. Reconozco que al final casi he agradecido el tamaño puesto que el menú en su conjunto es suficiente.



Cuatro Gambas blancas a la sal, también de pequeño tamaño y hechas a mi gusto, poco.
Sabrosas y que desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Ricas.



El siguiente plato ha sido para mi y quizás también para mi prima, el mejor de la noche, Pimiento rojo asado en casa relleno de rape y langostinos, con salsa de nécoras.
Huele estupendamente. Se nota perfectamente que no es pimiento de bote o que si lo es, está muy bien trabajado. El relleno muy sabroso y acertado. Salsa muy rica. Un plato muy bien conseguido.



Pasamos a la  Berenjena gratinada con parmesano, rellena de cabrito y verduritas. Sorpresa sabrosa. No soy yo demasiado de berenjenas, lo contrario que ella pero el relleno poco tiene de vegetariano. Cantidad agradecida de carne, se percibe ya en nariz el cabrito. Este también ha sido un buen plato que el toque de parmesano lo hace mucho más atractivo aún.



El último plato salado, las Tiras de entrecotte a la leña con patatas a las especias es el único que se presenta al centro para compartir. Con este plato hemos pasado un rato estupendo puesto que desde el principio al fin no terminábamos de ponernos de acuerdo. Al principio el olor de las partes exteriores daban la sensación de que era una carne un tanto pasada pero los trozos principales, los centrales, estaban realmente jugosos y sabrosos. Sensaciones quizás…… Las patatas fritas tremendamente originales. A mi prima le han gustado mucho más que a mi. Yo soy de patata con sabor a patata y estas, ya lo anuncian en el nombre, llevan especias varias que no hemos sido capaces de enumerar. El pimentón era lo más destacable pero allí había algo que les daba un sabor muy característico, que me llevaba a algo probado ya pero que han guardado en secreto. Me parece bien.



El camarero nos da la opción de cambiar el postre ofertado por alguna tarta de las caseras que tienen. Arantza decide quedarse con la Torrija de pan empapada en leche, acompañada de helado de vainilla crocante casero. Rica de sabor pero un tanto seca. Para mi la torrija debe estar más bañada, más esponjosa. El helado es una buena compañía para este ya muy clásico pero rico plato.



Yo me decanto por una tarta de manzana que está rica, quizás un tanto “chicloso” el hojaldre pero como dice la estupenda pastelera que comparte mesa conmigo, es un tema complicado de trabajar. No destacaría yo los postres en la cena.



Salimos a la terraza a tomarnos nuestro correspondiente cafecito e infusión y abonamos la cuenta. 82 euros en total. Descuento sustancioso del vino, cosa de agradecer y cafés a precio bastante arreglados y más para estar donde estamos.
Pues cenar así por este precio en un local de esta categoría me parece que merece la pena. Volveremos sin duda pero por el camino tenemos demasiadas cosas para visitar.

Su página web: www.restaurantemigaea.com