Desde que un tipo grandullón y sanote había colgado un
par de veces comentarios de este restaurante en verema, me había entrado el
gusanillo de visitarlo. Además, leyendo cositas del local en internet, el
gusanillo se había convertido ya en pura necesidad.
El Palacio de Urgoiti fue levantado en Galdakao allá por
el siglo XVII, podemos verlo tal cual era en su primera ubicación en la foto.
La construcción de la autopista Bilbao-Behovia hizo que
la posibilidad de derribo se hiciese patente por lo que su dueño tomó la
decisión de desmontarlo piedra a piedra, numerándolas para posteriormente poder
reconstruirlo.
No termina aquí la epopeya, las tremendas inundaciones
que sufrimos en el año 1983 afectaron al lugar donde estaban apiladas las
piedras y muchas de ellas perdieron la numeración e incluso alguna de ellas
terminó en el río.
Pero con constancia, a través de técnicas de catalogación
arqueologica y por supuesto con algo que yo no tengo, mucho dinero, se
consiguió reconstruír el palacio con el mismo estilo original.
La verdad es que es espectacular, amplios jardines, mucha
historia en su interior que además es un hotel muy coqueto que hace que el
lugar se utilice para muchas bodas.
Tiene la posibilidad de comer de su bistró o bien en su
restaurante Harria, con unas cristaleras que a los que sois de ir de día, os
permitirán disfrutar de buenas vistas. La noche tiene otros encantos y hoy,
curiosamente, incluso hemos podido disfrutar desde aquí de los estupendos fuegos
artificiales de Bilbo.
El comedor amplio, mesas de buen tamaño, bien
vestidas. El servicio es atento.
La carta de vinos es correcta, las referencias de blancos
son más bien las típicas y no hay demasiadas posibilidades de tomar nada más
allá.
Nos decantamos por un Marqués de Riscal Sauvignon blanc
2013.
Es de un color muy pálido. La nariz intensa, a mucha
fruta.
En boca es fresco, de muy fácil beber y tiene una acidez
bien marcada.
Las copas de la mesa son pequeñas y le comento si nos las
puede cambiar, me dice que son las de agua y que para el vino nos traerá unas
más grandes. Bueno, más grandes sí son pero yo no me refería a ese tamaño.
Correctas.
Cubitera que hoy sí es necesaria ya que el vino no está a
su tempertura ideal. El servicio del mismo es correcto.
Comenzamos con la Ensalada “Hotz-bero” de langostinos y
salmón.
4 langostinos ya pelados y con mucho sabor y un par de
buenos trozos de salmón de buena calidad. El conjunto está bien rico. Plato
agradable para comenzar suavemente, sin agresiones al estómago.
Nos vamos ahora a por unas estupendas croquetas de
langostinos. Una docena (en la foto falta una, que hay hambre y ganas de
probarlas). Bien crujientes por fuera, estupenda textura y con muchísimo sabor.
Dicen por ahí que donde se comen buenas croquetas, se come bien. Vamos a
comprobarlo.
Le comentamos si podemos comer pescado y carne para
compartir y nos dice que sin problemas. Que nos lo emplatan individualmente.
Encantados.
Rape con crema de txangurro. Dos buenas medias raciones
de un buen pescado. Un poquito menos hecho hubiese estado mejor pero de sabor
está cojonudo y la salsa de txangurro se nota que es puro producto. Sabe a lo
que ofertan. Me encanta esa sal gorda que te encuentras en boca. Sano ya será
comer sin sal, eso dicen, pero a mi que no me engañen que ni se puede comparar.
Le llega ahora el turno a la carne: Solomillo de buey con
pimientos morrones asados. De nuevo dos buenas medias raciones. La carne está
sabrosa. Eso de que sea de buey….. es mucho pensar pero tiene mucho sabor y la
textura es realmente la que hemos pedido: al punto. Buena calidad.
Aunque no lo parezca, hemos cenado sobradamente y no nos
atrevemos con los postres. Una pena porque hay algunos que suenan muy bien pero
otra vez será. Esa torrija……. Marijo no quiere echarme una mano así que……
Dos cortaos bien preparados y a la terraza, que como está
resguardada por las paredes del edificio, permite estar bien en una noche no
demasiado veraniega. Pequeña charla con la camarera que realmente es muy
agradable y que nos cuenta un poco la historia del lugar.
El total abonado ha sido de 92,80 euros que me parece
buena relación calidad-precio para lo que nos hemos zampado.
Un lugar idóneo para una escapa
romántica, buena cena, buen copazo en su terraza y después “dormir” en una de
sus estupendas habitaciones.